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viernes, 22 de noviembre de 2024
Juicio por abusos sexuales en la Audiencia Provincial de Cuenca.
Juicio por abusos sexuales - 26 abril 2019

Un equipo psicosocial el Instituto de Medicina Legal de Cuenca ha declarado este jueves durante la tercera sesión del juicio contra el profesor del Conservatorio ‘»Pedro Aranaz» de la capital conquense acusado de varios delitos contra la libertad sexual, integridad moral, y abuso sexual que ven «creíble» el relato de las siete presuntas víctimas.

Durante la sesión, las dos psicólogas forenses que evaluaron a los siete denunciantes del caso han expuesto ante el juez de la Audiencia Provincial de Cuenca el informe que realizaron.


«De los peritados, se puede decir que todos veían al profesor como una persona a venerar, y que el relato de los hechos puede ser creíble», han asegurado. Al mismo tiempo, han incidido en que en los siete se ven una serie de características comunes.

«En el caso de las mujeres, los comentarios que vierte el profesor comienzan cuando empiezan a desarrollárseles los caracteres sexuales, mientras que los varones solo recibían insultos hacia su persona, pero no de contenido sexual», han argumentado.

Todos comparten la característica de ser personas «de perfil introvertido», en donde el aprendizaje del piano «era algo muy importante para ellos». «Querían convertirse en profesionales y veían a J.M.M.T. como una persona a venerar».

A juicio de las forenses, aunque las víctimas saben que lo que está pasando «no es normal, su capacidad de actuar se ve comprometida, y más cuando quien comete estos hechos era una persona a venerar». Así, han dicho que a nivel científico «lo habitual es que estas personas permanezcan asintomáticas, pero pueden aparecer manifestaciones psicopatológicas demorados en el tiempo». Por todo ello, las dos forenses no vieron en ninguno de los siete denunciantes «un interés de informar en falso».

La abogada de la acusación también encargó a otra perita un informe sobre la victima presuntamente agredida sexualmente por el profesor. Ha declarado que ella presenta «un trastorno de estrés postraumático» por la situación que presenta a nivel de ansiedad, depresión, autoestima, inseguridad y estado de ánimo. «Cumple todos los criterios para este diagnóstico». También ha incidido en que «no hay sobresimulación en el relato de la víctima».

El letrado de la defensa también ha aportado en la vista de este viernes un informe que otra perita hizo sobre J.M.M.T., que «da lugar a pensar que su relato es veraz», descartando «trastornos de personalidad» en el acusado.

«No hay elementos que hagan pensar que hay coacciones, y es la presunta víctima la que decide el momento, el dónde y el cuándo de las relaciones sexuales». Por tanto, según su criterio, ha dicho que es la víctima «quien controla la situación, cosa que es incompatible con la coacción».

También ha dicho que «si la víctima hubiera sufrido abusos sexuales, hubieran quedado unas secuelas, cosa que no está acreditado». Con todo, una de las conclusiones a las que ha llegado es que «las relaciones sexuales eran consentidas por ambos, y que eran personas libres para iniciarlas y finalizarlas».

Esta perita no se entrevistó con la presunta víctima, sirviéndose de los informes del Instituto de Medicina Legal y de las declaraciones en sede judicial y policial que ha realizado.

Testigos de la defensa: «Las relaciones fueron consentidas»

Dos testigos citados por la defensa de J.M.M.T han declarado que otra de las testigos -que declaró este jueves- habló con la presunta víctima de abusos sexuales y dijo que las relaciones «habían sido consentidas».

Estos dos testigos de la defensa, que fueron compañeros de clase de los denunciantes en el Conservatorio, han asegurado también que cuando mantuvieron la conversación con esa testigo, no les dijo que el profesor le había bajado la cremallera de una blusa y le había besado, tal y como declaró ella este jueves.

Del mismo modo, los dos testigos de la defensa han reconocido no haber hablado directamente con la presunta víctima de abusos, sino que sólo lo hicieron con la testigo.

Por otro lado, y al igual que otros dos testigos más citados por la defensa, también han declarado que durante el tiempo que fueron alumnos de J.M.M.T. no vieron «en ningún momento» que humillara al resto de compañeros, que les profiriera humillaciones, que les realizara comentarios con connotaciones sexuales o que se inmiscuyeran en su vida privada. «Al contrario, todo lo que oíamos sobre el profesor eran comentarios positivos».

Asimismo, han asegurado que la asistencia a los cursos de piano organizados por la Universidad Popular de San Clemente «eran totalmente voluntarios, nunca había coacciones o amenazas si no íbamos». De igual modo, han asegurado que en estos cursos había un «genial» ambiente y que nunca vieron a nadie salir llorando de las clases de J.M.M.T.

En el juicio también han declarado cuatro padres de antiguos alumnos del acusado, dos profesores del Conservatorio de Madrid que dieron clase a varias presuntas víctimas y una antigua profesora del centro «Pedro Aranaz» de Cuenca.

Todas llamadas a declarar por la acusación, han dicho que «nunca escucharon malas palabras ni comentarios»sobre J.M.M.T. Los profesores han asegurado que «es normal» que un docente toque a un alumno los hombros o las muñecas, «para darles consejos de cómo colocar el cuerpo para tocar el piano de mejor forma».

Los cuatro padres han declarado que «nunca», ni a sus hijos ni a otros, habían escuchado hablar mal del acusado, negando también que éste «hiciera comentarios de carácter sexual delante de ellos». «Nuestros hijos nos solían trasladar que era un profesor exigente, pero nada más».

Varios de los padres han reconocido que cuando sus hijos comenzaron en el Conservatorio de Cuenca no tenían al acusado como profesor. «Tanto otros padres como otros alumnos nos decían que J.M.M.T. era una persona de prestigio y muy buen profesor, y como queríamos lo mejor para nuestros hijos, hicimos el cambio a este profesor», ha declarado uno de ellos.

Por último, también ha declarado el que fuera director provincial de Educación de la Junta de Castilla-la Mancha en Cuenca entre 1995 y 2008, quien ha señalado que ningún inspector del Conservatorio nunca le trasladó quejas del acusado, al igual que tampoco le llegaron tratos humillantes a sus alumnos.

«De hecho, los comentarios que se escuchaban en la Delegación de Educación era que el acusado, como profesor, era maravilloso», ha concluido.

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