Carlos Pedrosa, secretario general de UGT en Castilla-La Mancha, dice conocer a la presidenta de la Junta, María Dolores de Cospedal, de poco más que de las fotos y las noticias en prensa. De hecho, su mayor crítica al Gobierno del PP en sus primeros seis meses es que los sindicatos no hayan podido reunirse personalmente con la jefa del Ejecutivo. Pese a las diferencias y las protestas de su sindicato contra los recortes del Plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos, Pedrosa tiende su mano al Gobierno para llegar a acuerdos, aunque tengan un coste alto para el sindicato. «Prefiero malos acuerdos que buenos conflictos», dice en la entrevista que publicamos en portada de encatilla-lamancha.es y de la que estas declaraciones son un extracto.
¿Qué opina tras seis meses de cambio político en Castilla-La Mancha?
Digamos que el guiso todavía está por hacer y espero que pronto podamos sentarnos para planificar el menú de forma conjunta.
¿Cuál es la principal crítica que tiene que hacer al Gobierno? ¿Algún elogio?
Trasladaría a la presidenta expresamente, porque creo que debe ser ella, que escuche con más atención las voces que en su entorno la dicen que tiene que sentarse, hablar y negociar con los sindicatos. Tenemos que acordar cosas que resultan imprescindible para afrontar de forma más consensuada la crisis y la salida de la crisis.
Pero, ¿qué le critica al Gobierno?
La falta de escuchar a estas voces, que seguramente existen dentro del Gobierno y del PP, para sentarse a escuchar, hablar y negociar con empresarios y sindicatos. Creo que el Gobierno se está equivocando asumiendo por entero, él solo, la estrategia económica que están diseñando para contener el déficit fiscal en Castilla-La Mancha.
¿Qué ha supuesto de bueno y de malo el cambio?
Hay quien dice que los cambios son siempre positivos. Y hay quien dice, de forma más cachazuda, que los cambios son buenos cuando son buenos. Creo que necesitamos tiempo. He repetido en alguna ocasión que, desde el punto de vista de UGT, es bueno que este Gobierno, que han decidido los ciudadanos, se consolide institucionalmente hablando con la sociedad civil y trabajando de cara a los ciudadanos de esta comunidad autónoma y no de espaldas a las organizaciones. Personalmente y lo que he hablado con mis compañeros de UGT es que para nosotros es un desafío importantísimo, que nos gustaría llevar a buen puerto, demostrar que somos capaces de entendernos y llegar a acuerdos con un Gobierno del PP.
¿Tiene perdida la esperanza o lo ve en el horizonte?
Podría contestarle que la esperanza es lo último que se pierde, pero no se lo voy a contestar, porque sería una respuesta demasiado fácil. Yo soy una persona muy cabezona y estoy profundamente empeñado en buscar acuerdos y puntos de encuentro con la actividad de Gobierno del Partido Popular. Creo que los desencuentros que estamos teniendo son los que tenemos que tener, nosotros no estamos de acuerdo con medidas como la bajada de salario a los empleados públicos, el aumento de jornada y otras cuestiones, pero, a pesar de todo eso, creo que hay un margen para poder hablar y buscar acuerdos. Y digo esto sabiendo que si yo mañana llego a un acuerdo con un Gobierno que está provocando recortes, me voy a dejar algo en el camino. Pero, aún así, prefiero malos acuerdos a buenos conflictos.
¿Correría el riesgo en solitario o solo si le acompañara CC.OO. para cerrar algunos acuerdos con el Gobierno?
Es que es muy difícil que en estos momentos, sin un respaldo sindical amplio, la ejecución de cualquier acuerdo fuera realmente eficaz. Pero, en cualquier caso, UGT tiene autonomía suficiente para poder explicar los acuerdos que alcance, independientemente de que cualquier otra fuerza sindical los firme o no.
¿Quiénes son los miembros del PP que están dispuestos a sentarse con los sindicatos y quiénes no?
Yo creo que personas como el consejero de Empleo, el propio secretario general del PP y algunos más… Yo diría que sobre todo en la provincia de Toledo, porque tienen más experiencia de gestión política al frente de las instituciones, serían unos buenos elementos para gestionar los cauces por los que debe discurrir el diálogo social entre empresarios, sindicatos y el Gobierno regional.