Dos toledanos nada más y nada menos en la Selección española de balonmano que está librando «su» Mundial: los dos laterales derechos, los dos forjados/formados en el Beatriz Hoteles Amibal de la mano de Rafael Sierra. Se trata del quereño Jorge Maqueda y el capitalino Ángel Montoro. Maqueda ya es la confirmación como un fijo, un titular, mientras que Montoro se va haciendo poco a poco a la máxima exigencia. Aunque no tan poco a poco, ya que en la «primera final» contra Hungría, que ganó España, el gigante toledano fue uno de los tres menos habituales, junto a Antonio García y Carlos Ruesga, que salvaron los muebles contra los magiares cuando venían mal dadas.
Para Maqueda, esta máxima cita internacional supone la de su completa confirmación en el combinado nacional. Lo está demostrando con creces. Ya forma parte de la formación inicial. Sus ausencias del mismo se notan mucho, tanto en defensa como en ataque. Solo dejó la titularidad en el relajado compromiso contra la my débil Australia, que se llevó un 51-11. Junto con Alberto Entrerríos forma el dueto imprescindible de la Selección.
En el primer choque contra Argelia (27-14), el lateral derecho y jugador del Nantes francés anotó tres tantos. En el segundo duelo, contra el ya más complicado Egipto, el quereño marcó cuatro goles. En los primeros momentos de ese encuentro, el ataque estático español atravesaba más problemas de los previstos precisamente por su ausencia de la pista junto a la de Entrerríos.
Una vez en la pista, Maqueda ejerció de «perro de presa» junto a Morros y Canellas. Todos ellos ejercieron de muro impenetrable que evitaba los tiros exteriores egipcios. Antes del descanso, el seleccionador utilizó a Maqueda con éxito en la primera línea. Junto a Entrerríos y Sarmiento era la primera línea titular.
En cuanto al tercer choque, el de la paliza a Australia, Maqueda dejó la titularidad para descansar aprovechando la endeblez del rival. Así y con todo marcó dos tantos.
Por último, en el primer envite serio, contra Hungría, Maqueda, que logró dos tantos al final, no lograba perforar la portería húngara con el lanzamiento exterior, además del propio Montoro y Antonio García.
MONTORO, LA PRINCIPAL NOVEDAD DE LA SELECCIÓN
Por lo que se refiere al gigantón Ángel Montoro, comenzaba el Mundial con nervios, lo cual era obvio. Pero ya contra Argelia exhibió un lanzamiento poderoso. Logró dos dianas.
La escasez de potentes tiradores exteriores, mal endémico en los últimos años, se ha tratado de suplir con los 212 centímetros de Montoro y su brazo armado. Se puede decir que la del toledano ha sido la primea novedad de la Selección en este Mundial.
En el compromiso contra Egipto, la inexperiencia de Montoro demostró también lógicamente que aún estaba muy lejos, al igual que ocurría con el «parisino» Antonio García, de igualar las prestaciones de Maqueda o Entrerríos. Como en el primer partido, Montoro no fue titular, lo que no evitó que goleara en una ocasión.
Pero la endeblez de Australia propició al fin la titularidad de Montoro, que apenas se perdió un minuto de partido, asumiendo mucho protagonismo tanto en defensa como en ataque.
Con todo, volvió a mostrarse algo tímido en la primera mitad, adoleciendo de un letargo del que el gigantón toledano salió tras el descanso, cuando el jugador del Barça no solo presumió de tiro exterior sino también sino de una facilidad inesperada para robar balones.
Pero el primer aviso de que Montoro va en serio en la Selección lo ha dado a la primera dificultad, contra Hungría. Así, su irrupción en los minutos finales junto con otros dos menos habituales como Antonio García y Carlos Ruesga, fue defintiva para el triunfo hispano.
La teórica primera línea reserva, la misma que el año pasado condujo al Reale Ademar de León a la puertas de toda una Final a Cuatro, evidenció todo su talento y desparpajo, el mismo que se había echado en falta hasta ahora en el campeonato, en el momento de la verdad.
Unos últimos 15 minutos en los que Montoro, Ruesga y García, que firmaron seis de los últimos ocho tantos de la selección, monopolizaron el juego ofensivo del conjunto español, que de la mano de esta tripleta acabó con la resistencia húngara