La Audiencia provincial de Cuenca ha condenado al profesor del conservatorio acusado de abusos sexuales a menores a una pena de 5 años y seis meses de prisión por tres delitos contra la integridad moral y un delito continuado de abuso sexual, mientras que el resto de delitos, probados en sentencia, han prescrito.
El profesor acusado, J.M.M.T., del conservatorio «Pedro Aranaz» de la capital conquense, fue juzgado el pasado mes de abril por trece delitos, entre ellos los de agresión sexual y abusos sexuales a menores, exhibición de material pornográfico, delitos contra la integridad moral o contra la libertad e indemnidad sexual, parte de los cuales, según señala la sentencia, han prescrito.
El tribunal condena al acusado a un año de prisión por cada uno de los tres delitos contra la integridad moral de los que se le considera autor, así como a dos años y seis meses de prisión por un delito continuado de abuso sexual, mientras que le absuelve del resto de las acusaciones.
También le prohíbe aproximarse a sus víctimas o comunicarse con ellas, así como deberá indemnizar con 5.000 euros a cada una de las tres víctimas por daños morales derivados del delito contra la integridad moral y, con 6.000 euros, a la víctima de abuso sexual continuado.
El tribunal considera probado que J.M.M.T. ejerció desde el año 1993 hasta el 2015 como profesor en el Conservatorio de Música “Pedro Aranaz” de la ciudad de Cuenca, donde impartió clases de piano, y en San Clemente, y que, con relación a varios alumnos, les insultaba y gritaba y realizaba tocamientos, aunque sin responder a un plan sistemático de control emocional o sumisión sexual, y que con una alumna, al cumplir esta los 18 años, mantuvo una relación sexual.
La sentencia detalla, en relación a esta alumna, que «no consta debidamente acreditado que dichas relaciones sexuales se mantuvieran sin el consentimiento libre» de ella o «con su voluntad coartada por la condición y situación del acusado».
Con sus víctimas, el tribunal explica que, a una de ellas, le pidió que se quitara la camiseta y le realizó tocamientos en varias ocasiones, así como le propinó fuertes empujones; a otra víctima la humilló hasta el extremo de decidir cambiar de profesor por la «angustia y sufrimiento que le provocaba»; gritos, humillaciones y golpes también llevaron a otra víctima a abandonar los estudios de piano.
Angustia, ansiedad y náuseas antes de las clases presentaba otra de sus víctimas; continuas broncas y gritos; a otra alumna le bajó la cremallera de la camiseta, otra víctima tuvo que aguantar tocamientos y a otra alumna le propinaba fuertes golpes en la espalda con el pretexto de marcar el ritmo y le tocaba las manos y las piernas.
El Ministerio Fiscal pedía para el acusado una pena de 56 años de cárcel por la comisión de trece delitos, mientras que la defensa sostenía que la mayoría habrían prescrito.