Unas 200 personas se han concentrado en la puerta de centro cívico La Solana de Talavera, donde está el centro de día para mayores Talavera II, para protestar por el cierre anunciado por la Junta de Comunidades, a la que han acusado de utilizar unos argumentos que «son mentira».
Susana Arriero, auxiliar de enfermería en el centro de día desde 2004, ha indicado que, desde el pasado verano, los servicios sociales no han adjudicado plazas a nuevos usuarios, a pesar de haber solicitudes tramitadas por la trabajadora social, y ha indicado que hasta entonces, siempre, las 40 plazas del centro han estado ocupadas al 100 por 100.
La trabajadora, una de las 15 contratadas por la empresa adjudicataria de la gestión de este centro público y que perderá su empleo con el cierre del centro de día, ha explicado a Efe que incluso conoce casos de personas que están esperando una plaza a las que les han contestado que el centro estaba completo cuando no era así.
La auxiliar de enfermería ha recordado que el alcalde de Talavera, Gonzalo Lago, no ha querido firmar su petición contraria al cierre del centro, y ha aseverado que no se sienten apoyados por Lago, al que recriminan que sostenga que «no es competencia suya», y se ha preguntado «¿su pueblo, su gente, no es su competencia?».
Los usuarios de este centro pagan un 25 por 100 de su pensión por la estancia, por lo que, además, ha apuntado Arriero, tener el centro con menos usuarios de los posibles, 27 en este momento, acarrea una pérdida de ingresos.
Arriero, al igual que Santiago Calatrava, de CCOO y de la Plataforma en Defensa de los Servicios Públicos y los Derechos Sociales, han coincidido en que debe existir una estrategia detrás de esa decisión para ellos inexplicable, y el segundo ha añadido que «el argumento principal de la Junta de que no hay demanda está ya desmontado».
Calatrava ha hecho hincapié también en que Talavera va a perder 40 plazas públicas de estancias diurnas para mayores, y ha dicho que no sobran, pues él mismo está esperando desde hace largo tiempo que le adjudiquen una para su padre.
Isabel Plaza, cuya madre de 90 años acude al centro desde hace casi siete años, ha sido una de las asistentes a la concentración, donde ha dicho a los periodistas: «los cambios trastornan a las personas mayores, y mi madre está bien aquí y no quiere cambiarse, está nerviosa y llora con frecuencia».
Plaza ha dicho que cabe preguntarse, «¿a quién interesa que este centro no funcione?» y ha mostrado su preocupación porque no han recibido explicaciones claras sobre la reubicación de los ancianos y sobre si contarán o no con transporte.
Entre los dos centenares de personas concentradas había bastantes ancianos que portaban carteles en los que pedían que no se cierre el centro o lemas como «¿Bienestar social?, ¿Para quién?», así como vecinos del barrio La Solana, miembros de PSOE e IU e integrantes de la Plataforma en Defensa de los Servicios Sociales.