Ascensión Mendieta ha sido todo un icono de la lucha de las víctimas del franquismo por recuperar y honrar la memoria de sus familiares. Su lucha ha terminado hoy. Ha fallecido este lunes a los 93 años. Una mujer incansable que llevó hasta Argentina su caso, apelando a la justicia de este país para poder encontrar a su padre, y la jueza María Servini ordenó la exhumación de su padre, Timoteo Mendieta.
Timoteo, nacido en Sacedón (Guadalajara), fue un sindicalista de UGT fusilado por el franquismo en 1939. Su hija quería recuperar sus restos, no cejó en su empeño hasta conseguirlo.
La recompensa, aunque tarde, llegó. Pudo dar sepultura a su padre el 2 de julio de 2017. Había llegado el final del largo camino. Hoy su vida también se ha apagado, pero a buen seguro que se habrá ido con la conciencia bien tranquila de haber hecho todo lo que estaba en su mano para recuperar los restos de su padre.
Pero el camino hasta llegar allí fue tortuoso. Con 88 años se fue a Argentina para llevar el caso a la justicia de ese país. A pesar de que la justicia española desoyó a la argentina en un primer momento, finalmente consiguió permiso de la exhumación y comenzaron los trabajos en el cementerio de Guadalajara.
Primero se abrió una fosa y se exhumaron unos restos tras 12 días de trabajo, pero finalmente resultaron no ser los de Timoteo. Estábamos en 2016 y había que comenzar de nuevo.
En mayo de 2017 comenzó la segunda exhumación y un mes más tarde se confirmó: por fin se habían encontrado los restos del sindicalista. Finalmente pudo enterrar a su padre y cumplir la promesa que le hizo a su madre y por la que llevaba peleando toda una vida.