El superintendente de la Policía Local de Ciudad Real, Fernando Díaz Rolando, ha asegurado que la mayoría de los compañeros del policía local que el miércoles mató a su compañera sentimental, Marcial V.S., están «ofendidos» por este suceso, que «daña» la imagen del cuerpo y el servicio que presta a los ciudadanos.
Díaz Rolando, en declaraciones a Efe, ha confesado que otros compañeros están «desorientados» y ha recordado que Marcial pertenecía a una promoción «muy numerosa y joven» que entró en el cuerpo a primeros de 2011, cuyos integrantes son los que están «bastante dolidos y no encuentran explicación alguna a lo sucedido».
El jefe de la Policía Local prefiere pensar que este hecho estaba «fuera del alcance de todos», pues el trastorno obsesivo que padecía Marcial V.S., ha dicho, «le llevó de a cometer una barbaridad inexplicable».
Díaz Rolando ha descrito a Marcial como un agente «serio, cumplidor y muy respetuoso en su trabajo», que, además, «estaba muy preparado desde el punto de vista profesional».
Hasta que «el demonio se le cruzó por su cabeza», le ha confesado el padre del policía a Fernando Díaz Rolando en el funeral.
Según ha relatado el superintendente, los padres y toda la familia del agente, natural de Bolaños (Ciudad Real), están «destrozados» e incluso el hermano «ha pedido públicamente perdón a la policía» por la «tragedia humana» que ha cometido Marcial.
A juicio del jefe de la Policía Local de Ciudad Real, los padres «han hecho todo lo que estaba en su mano», pues el mismo día del crimen le facilitaron la medicación y le preguntaron hacia dónde se dirigía tan temprano.
«Él contestó que iba a juicio, pero les engañó», ha reflexionado Díaz Rolando, quien todavía tiene grabado en su mente «las llamadas perdidas de ambas madres intentando localizar a los dos hijos que ya yacían en el suelo».
El jefe de la Policía Local ha indicado que había hablado con él varias veces de la «dependencia mental y física» que tenía hacia su compañera, María Pilar T.C.
Pese al levantamiento de la orden de alejamiento, Díaz Rolando ha aclarado que no tenía pensado «devolverle el arma hasta que no estuviera totalmente sano», pero aún así tampoco se explica que fuera a «llegar al extremo de cometer una barbaridad que ha destrozado a dos familias, a toda la plantilla de la Policía Local y que ha conmocionado a dos localidades», Bolaños, donde eran naturales los dos, y Ciudad Real donde desarrollaban su trabajo.
Díaz Rolando ha admitido que, en los casos de violencia de género es necesario «intervenir más intensamente sobre los agresores, pero incluso en casos como éste a veces se escapan a los controles», ha lamentado.