domingo, 24 de noviembre de 2024
Miles de olivareros se han manifestado en Madrid.
Miles de olivareros se han manifestado en Madrid. Foto: Asaja.
Los olivareros no se rinden - 10 octubre 2019

El sector del olivar ha pedido medidas concretas al Gobierno y a la Unión Europea para revertir la situación de bajos precios de origen y hacer frente a la amenaza de aranceles por parte de EEUU, en una manifestación este jueves en Madrid, en la que miles de olivareros han dicho que no se rendirán, mientras gritaban eslóganes como «si el campo no produce la ciudad no come».

El periodista José Ribagorda ha leído un comunicado al final de la protesta, que ha reunido a unas 30.000 personas, según fuentes de la organización (8.000 para la Delegación del Gobierno) y que ha concluido frente al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en Madrid.


En el comunicado, aseguran que las políticas deben centrarse en los olivares tradicionales y consideran urgente una normativa que evite de «forma contundente» la venta a pérdidas.

También reclaman una norma de calidad que permita al consumidor conocer «exactamente» las categorías del aceite y dotar de «transparencia y seguridad a todo el sector».

En el texto no se han olvidado de los aranceles del 25 por 100 anunciados por EEUU a numerosos productos agroalimentarios, entre ellos el aceite de oliva envasado y la aceituna verde de mesa.

A su juicio, es «indignante» que sea el sector agrario el que «pague los platos rotos» de otra disputa comercial (aeronáutica en este caso) que nada tiene que ver: «Ahora es cuando la UE tiene que dar una respuesta consensuada».

El presidente de Cooperativas Agro-Alimentarias de Jaén, Higinio Castellano, ha defendido que hay que asegurar precios justos al olivar, pero con medidas «contundentes» y «no parches».

España tiene que exigir ante la UE que se revisen los mecanismos de regulación del mercado, permitiendo la «autorregulación» del sector para «adaptar la oferta a la demanda».

En una línea parecida se ha expresado el presidente de Asaja, Pedro Barato, para quien esos precios justos se consiguen con la autorregulación y el almacenamiento privado del producto.

Además, Barato ha reclamado un decreto ley que recoja la imposibilidad de vender por debajo de los costes de producción.

El secretario general de COAG, Miguel Blanco, ha acusado a la industria de «tumbar el precio del aceite» y a la distribución de «ventas a pérdidas», mientras las administraciones «no hacen nada» para evitarlo.

Para Blanco, esas prácticas son un «robo», tras insistir en pedir soluciones para que el sector tampoco sea «moneda de cambio» como en el caso de los aranceles estadounidenses.

Desde UPA, su secretario general, Lorenzo Ramos, reclama que el mercado y el consumidor sepan reconocer y valorar al aceite de oliva.

Según Ramos, los manifestantes han dado este jueves una «lección de fortaleza» y han mostrado a las administraciones la necesidad de involucrarse en busca de una solución.

Además de la revisión del sistema de almacenamiento privado o la activación de la autorregulación, el sector ha lanzado un decálogo de peticiones entre las que incluyen que la PAC asegure el mantenimiento del olivar, que las políticas contra el despoblamiento tengan en cuenta su capacidad para fijar población o apoyar la concentración y asociacionismo.

La manifestación, en la que se han exhibido pancartas con lemas como «En defensa del olivar tradicional. No al despoblamiento» o «Precios justos para un olivar vivo», ha transcurrido sin incidentes destacados, y con vítores y consignas en defensa del empleo y su futuro.

Entre los representantes políticos se pudo ver al líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, y a la portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Inés Arrimadas, cuando esta última sufrió un «encontronazo» con olivareros descontentos con la defensa que hace la clase política del sector agrario, por lo que fue relegada por la organización a la segunda fila de la manifestación.

Desde Logroño, el ministro de Agricultura en funciones, Luis Planas, ha expresado su «comprensión y solidaridad» con los olivareros españoles y ha dicho que ha trabajado de forma intensa con el sector en los últimos meses y que comprende la manifestación de hoy.

Un olivar en desgracia

Miles de olivareros han dejado aparcada hoy la rutina laboral en sus pueblos para viajar a Madrid, desde muy temprano, para hacer ver a la sociedad que lo suyo es una desgracia: ir a trabajar para perder dinero porque los bajos precios en origen del aceite convierten en nula la rentabilidad.

Muchas historias personales se han cruzado hoy en las calles de la capital, con agricultores venidos desde todos los puntos de España y ofreciendo una imagen de unidad digna de resaltar en momentos como los actuales.

Del pequeño pueblo leridano de Bobera ha llegado el joven José María Farré y su hermano, que tienen unos 7.000 olivos y no han dudado en levantarse hoy a las 3.00 de la mañana para estar en la manifestación.

Era necesario acudir para protestar porque la situación actual, dice, les condena a la ruina: «A este precio, no nos queda nada».

Desde la otra punta de la península, Vélez-Rubio (Almería), ha acudido Francisca Iglesias que también se ha sacrificado al madrugón para alzar su voz porque el olivar está en riesgo de desaparición y se necesitan medidas al estar en juego la viabilidad y el futuro del mundo rural.

José Domingo Urbano ha cogido el autobús a primera hora de la mañana desde Escañuela (Jaén) y cuenta a Efeagro que ve oscuro el futuro para el aceite si no hay rentabilidad: «Si esto no se soluciona, dejaré la actividad; abandonaré las tierras que heredé de mis antepasados».

En los pueblos pequeños no hay otro oficio al que dedicarse

También los castellanomanchegos han acudido en masa a esta convocatoria; como Arcángel Novas, de Cózar (Ciudad Real), que vive ahora con el miedo de tener que echar el cierre a su explotación familiar y sin alternativa alguna: es un pequeño pueblo en el que no hay otro oficio al que dedicarse.

Cuatro testimonios que sirven para pulsar cómo afecta a un agricultor que el precio de su producto haya caído un 44  por 100 en el último año, según las organizaciones agrarias.

Esa depreciación es, según los convocantes, la responsable de que la manifestación haya sido un éxito, que estiman en más de 30.000 los asistentes (Delegación de Gobierno ha apuntado a 8.000 participantes).

Ha sido una marcha sin incidentes en la que, no obstante, se ha dejado ver que los nervios están a flor de piel y que la situación es inaguantable.

Un ejemplo de ello se ha vivido cuando los representantes de las organizaciones agrarias y cooperativas agro-alimentarias han sido increpadas por un olivarero que ha puesto en duda su eficacia para resolver los problemas: «Menos hablar y más trabajar, eso es lo que hay que hacer», les ha espetado.

La representación política tampoco ha sido muy bien acogida hoy en Madrid y la que más lo ha sufrido ha sido la portavoz de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados, Inés Arrimadas, que ha asistido junto a otros miembros de su formación.

Ha tenido un tenso encontronazo con varios olivareros que le echaban en cara el escaso interés que la agricultura despierta entre los políticos, ante lo que Arrimadas ha justificado su presencia por la necesidad de «sumar esfuerzos».

También ha vivido una momento desagradable cuando un miembro de la organización le ha pedido que no estuviese en la primera línea de la manifestación para evitar politizar el acto.

El sector del olivar vive uno de sus momentos más bajos y la exhibición de fuerza hoy en Madrid espera que les sirva para hacer ver a las administraciones la necesidad de adoptar medidas que revaloricen su producto y les ayude a salir de esta crisis que amenaza con esquilmarlos.

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