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artículo de opinión 11/02/2013junio 13th, 2017

«El pasado 7 de febrero se celebró en el Hospital Virgen de la Salud de Toledo una mesa redonda titulada «Sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud: gestión pública y público-privada», organizada por el Colegio de Médicos de Toledo.

Muchos miembros de la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública de Calidad acudimos a escuchar los puntos de vista de los ponentes (entre ellos el director-gerente del SESCAM) y confirmamos nuestras sospechas. Hablaron del Sistema Nacional de Salud, de lo efectivo que era, que se trataba de un «magnífico sistema», pero que se podía mejorar en colaboración con el sistema privado.


Según avanzaban las ponencias escuchamos a alguno de esos ponentes –economistas en su mayoría- decir que la sanidad ¡era un bien privado! Y lo dijo más de un ponente, sin que ningún otro miembro de la mesa, ni siquiera el director-gerente del SESCAM, criticara o se opusiera a dicha afirmación. Sólo desde la sala varios de los presentes mostraron su rechazo ante tal afirmación y se escuchó el grito de «¡alimañas!».

¿La sanidad un bien privado? ¿Qué ha quedado o quedará de la sanidad pública de calidad y gratuita que todos los ciudadanos pagamos con nuestros impuestos?

¿Qué pasará con nosotros, pacientes y profesionales, si tenemos que acudir a hospitales de colaboración público-privada dirigidos por economistas que afirman con tanta rotundidad que la sanidad es un bien privado?

También dejaron claro los ponentes que la finalidad de la gestión privada era el ánimo de lucro, de lo cual estaban muy orgullosos. Entonces, ¿qué ocurrirá cuando uno de estos economistas gestores intervenga en la gestión de nuestros hospitales? ¿Qué pasará si enfermamos de dolencias graves de caro diagnóstico y tratamiento, como en el caso de los pacientes oncológicos o de los pluripatológicos? Cuando prime la rentabilidad económica ¿podremos fiarnos de que se está haciendo todo lo que se debe en nuestro tratamiento? ¿No se menoscabará la calidad asistencial?

Si según ellos el sistema sanitario actual es deficitario, ¿cómo pretenden dar un diagnóstico y tratamiento adecuados y a la vez sacar tajada, obtener un beneficio económico, y todo saliéndole más barato al contribuyente y sin que se menoscabe la calidad asistencial?

Nosotros desde luego desconfiamos de esta fórmula mágica, máxime cuando ya ha quedado patente su fracaso en varios hospitales de la Comunidad Valenciana o madrileña.

Nosotros pensamos que para que unos ganen dinero otros, los pacientes, tendremos que contemplar como se ve mermada la calidad de nuestra asistencia.

El director-gerente del SESCAM dejó muy claro cual es el sistema que él defiende y les aseguro que público 100% no. Se remitió al ejemplo del sistema sanitario del Reino Unido. Sí, señores, el mismo que ha aumentado la morbi-mortabilidad, pero que ha dejado mucho dinero en el bolsillo de los accionistas de las empresas que lo gestionan.

¿Ésa es la sanidad que queremos?

No nos engañen, señores, que ya no nos creemos el cuento de que la sanidad pública es ineficiente e insostenible. La sanidad pública NO es la culpable de la mala salud de nuestras cuentas. ¿Cómo pretenden que traguemos y nos quedemos impasibles ante los recortes sanitarios cuando vemos todos los días casos de corrupción donde se ha dilapidado dinero público de forma escandalosa?

Déjense de deteriorar la sanidad pública con tanto recorte, listas de espera, supresión de puntos de urgencias, etc. y dejen a la población, al menos, el derecho a la salud. Déjense de experimentos público-privados que, en el mejor de los casos, salen más caros o menoscaban la calidad asistencial, y que en el peor, además, suponen un turbio trasvase de fondos públicos al bolsillo de unos cuantos aprovechados. Bien sabemos cómo se han llevado a cabo generalmente las privatizaciones en este país y quien ha salido ganando con las mismas. El ciudadano desde luego, no».

Por la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública de Calidad.

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