«Vivimos un momento extremadamente complejo y delicado, en el que lo que no necesitamos declaraciones indecentes y provocadoras como las realizadas por el presidente de la patronal, Sr. Rosell, al afirmar tan irresponsablemente que sobran empleados públicos -300 o 400 mil-y que saldrían más baratos pagarles en su casa, para así no gastar papel o teléfono; o desprestigiando las estadísticas del INE, afirmando que no hay 6.000.000 de parados, o exigiendo profundizar aun mas en la fatídica reforma laboral.
Sus declaraciones han provocado, ¡y de qué manera! a la inmensa mayoría de los ciudadanos, empezando por los más de 2.500.000 de empleados públicos, siguiendo por los 6.000.000 de parados, y continuando con los más de 13.000.000 millones de trabajadores por cuenta ajena.
Si, Sr. Rosell usted con sus afirmaciones ha insultado gravemente a la inmensa mayoría de los ciudadanos, trabajadores públicos o privados, activos o parados. Debiera pedir disculpas y no lo ha hecho, sino que se ha reafirmado e incluso ha ido más allá afirmando que los empleados públicos son la «grasa» que impide que el musculo del país funcione correctamente.
Mire Sr. Rosell, en España no sobran empleados públicos. Ni sobran sanitarios, ni enseñantes, ni bomberos; ni tampoco jueces, inspectores de hacienda o de trabajo, ni fuerzas del orden; y mucho menos personas especializadas en atender a nuestros mayores, ni quienes nos recogen diariamente la basura o hacen que el agua llegue a nuestras casas; ni quienes se encargan de cuidar nuestros ríos y montes; y mucho menos sobran administradores o gestores públicos. ¿Nos podemos permitir el lujo de aumentar el paro en otro medio millón de personas? Pienso que no.
Los servicios públicos son, no solo necesarios, sino imprescindibles en un país moderno y avanzado, para hacer que éste funcione correctamente, y para garantizar que los derechos llegan por igual a todos los ciudadanos. Los servicios públicos, Sr. Rosell, son los que garantizan un mayor y mejor reparto de la riqueza en beneficio de los mas débiles. Sin servicios públicos ni hay Estado y mucho menos Estado del Bienestar.
Probablemente en este país, sobren otras muchas cosas, pero servidores públicos NO. Por ejemplo sobran gentes que sin haber dado un palo al agua en su vida acumulan millones de euros en operaciones especulativas; sobran muchos empresarios que, haciendo competencia desleal a la inmensa mayoría de éstos, defraudan permanente y constantemente a la Hacienda Pública y a la Seguridad Social; sobran empresarios que para obtener una obra o servicio público intentan y en muchos casos consiguen, como estamos viendo, corromper bien a políticos o empleados públicos –no se debe olvidar que detrás de un corrupto hay siempre un corruptor, y que estos están casi siempre, en el campo de a quienes representa-; sobran empresarios que no respetan los derechos laborales y provocan cientos de accidentes laborales y con ello la muerte de muchos trabajadores; sobran gentes que se llevan los recursos económicos de este país a paraísos fiscales para evitar pagar impuestos, necesarios por otra parte, para nuestra educación, nuestra sanidad, nuestras pensiones, nuestras carreteras; sobran banqueros y ejecutivos que cobran cantidades astronómicas de todos nosotros y que además engañan a los ciudadanos, con prestamos irresponsables o intereses abusivos; sobran vendedores de preferentes. Todos éstos Sr. Rosell si que sobran y no le oído decir que sobren.
Sr. Rosell no puede realizar esas afirmaciones, sin caérsele la cara de vergüenza, cuando tiene en la cárcel por estafador y prevaricador a quien le ha precedido en el cargo, al frente de la Patronal, al Sr. Díaz Ferrán, o a un importante número de empresarios implicados en procesos delictivos por evasión de capitales, de blanqueo de dinero o fraude fiscal; o a quienes pagan ilegalmente a un partido político con la insana idea de obtener beneficios públicos.
Y sobran Sr. Rosell, las gentes que nos han metido en esta crisis por su ambición desmedida, que han preferido el negocio fácil, en lugar de invertir más en investigación y desarrollo, en modernizar sus empresas y hacerlas así más productivas y competitivas; nos sobran gentes que lo único que saben es pedir reformas laborales para despedir con más facilidad y mas baratos a sus trabajadores o voces que digan que «hay que trabajar más y cobrar menos».
Éstos y no los empleados públicos son la auténtica y mala «grasa» que ha impedido desarrollar todas nuestras potencialidades. Se necesita gentes dispuestas a arrimar el hombro de verdad, a pensar que la economía debe estar al servicio de la sociedad y no al servicio solo de intereses particulares y gentes que en lugar de provocar, como Vd. hace, se dediquen a hacer posible el dialogo y el acuerdo social como elemento fundamental para el avance y el progreso y que piensen de verdad en rebajar la cifra de los 6.000.000 de parados ofreciéndoles un puesto de trabajo digno y no aumentarlo como propone».
Juan Antonio Mata, expresidente del Consejo Económico y Social (CES) de Castilla-La Mancha y ex secretario general de CC.OO. en la región.