Casdisa Toledo puso el juego y Villa de Aranda la épica. Y en la balanza total pesó más lo primero aunque un gramo más, o mejor dicho un minuto más y el desequilibrio hacia el lado local se hubiese hecho real. Lo que parecía un partido controlado y cómodo para el conjunto castellano manchego (16-24 minuto 51) se convirtió en una lucha de guerrillas donde los ribereños estuvieron a punto de sacar tajada. Y es que el Villa de Aranda nunca se rinde y su afición tampoco. Uno a uno fueron descontando goles pero la renta era casi insalvable. La distancia era un abismo al que los arandinos se habían precipitado por sus propios fallos durante una primera parte repleta de errores y de mala suerte. También de gran juego toledano. Porque hay que dar al César lo que es del César.
El Casdisa realizó 30 minutos sensacionales en la parcela defensiva dejando en sólo 8 goles a uno de los ataques más realizadores de la División de Plata. La sequía local fue tremenda desde el minuto 4 (3-1) hasta el 16 (3-6). Doce minutos sin anotar y estrellándose continuamente en el entramado 6:0 visitante con un Drange muy efectivo en la contención. El muro visitante se combinó en un cocktail mortal con las paradas de Lloria, los penaltis y tiros fáciles errados por los arandinos, y la efectividad de Jiménez en el cuadro toledano. Sólo los fulgurantes contragolpes del argentino Ferro eran capaces de sacar premio en la portería de Lloria. En ataque estático se hizo la oscuridad absoluta y ni siquiera la linterna de Diego Camino, bastante apagada, en la primera parte, pudo iluminar la ofensiva del Villa de Aranda. El resultado lo dice todo (8-13) al descanso.
Tras el paso por los vestuarios el clima no mejoró. Toledo tiró de veteranía y de una gran calidad a la hora de atacar la defensa presionante local y la diferencia se fue ensanchando poco a poco para desesperación de un Villa de Aranda al que no le salía apenas nada. No era la tarde de los ribereños y el Casdisa de la mano de Djukic y Quique Plaza llegó a alcanzar 8 goles de distancia. Parecía que todo el pescado estaba vendido pero faltaba la épica, un elemento que nunca falta en Aranda. Con un Casdisa muy cansado por el esfuerzo anterior y la defensa a toda cancha ordenada desde el banquillo local el Villa de Aranda fue descontando como las hormiguitas. Un gol de Barba por allí, un penalti de Diego Camino por acá, otra parada del debutante Amérigo y el partido se convirtió en una lucha contrareloj donde los toledanos se cargaron de exclusiones para detener el vendaval del Villa de Aranda. El milagro parecía posible cuando los ribereños se colocaron a falta de dos minutos a dos goles (25-27) pero apareció Quique Plaza que en inferioridad numérica anotó dos goles providenciales. Aún así el Villa de Aranda llegó a ponerse a uno de distancia pero sólo restaban cinco segundos. Esta vez no valió sólo con la épica.