Con el estómago vacío no se puede pensar con claridad. Y en Castilla-La Mancha nos suenan las tripas a todas horas. Solo desde la extrema necesidad de la economía regional y de nuestras cuentas públicas me explico el viraje del PP con respecto al ATC; ya saben, el Almacén Temporal Centralizado, que no reunía las condiciones necesarias para estar en ninguno de los tres municipios de la comunidad que lo habían solicitado y ahora es «una gran noticia».
Particularmente no comparto que sea la mejor un tipo de energía, la nuclear, para cuyos residuos no tenemos más solución que enterrarlos bajo nuestros pies con sus efectos letales durante miles de años. Quizá es la energía más segura, pero también la más devastadora cuando falla. Y falla, porque toda obra humana es imperfecta. Ahí está Fukushima para recordárnoslo.
Como digo, no es mi tipo, pero entiendo a los defensores de su causa, dado que nadie ha puesto sobre la mesa soluciones verdaderamente aplicables. Además, en esto hay mucha hipocresía: no queremos centrales nucleares en España pero utilizamos los recursos que pagamos a precio de oro si se hacen en Francia, un país donde en caso de fallo podrían llegarnos los peores efectos.
Rectificar es de sabios; disimular no lo es.
El Gobierno de Castilla-La Mancha tenía derecho a rectificar y contemplar nuevas opciones que justifiquen su cambio de postura. Pero no se debe presentar como buena noticia lo que antes no era aplicable. Por no hablar del olvidado «en ninguna provincia, en ningún municipio de Castilla-La Mancha».
Nadie quiere un ATC y, cuando eso pasa, el «muerto» siempre va a parar a los más pobres. Y, claro, ahí sacamos nota.
Es el primer tema del año 2012, pero no creo que sea demasiado complicado. A la mayoría de la gente, me da, que ni fu ni fa, que hay problemas más graves o, por lo menos, más urgentes. Protestarán, sí; pero yo creo que poco y pocos.
Así que nos quedaremos con un ATC en nuestra miseria y aquí paz y después gloria, la que dan 1.000 puestos de trabajo y 700 millones de euros de inversión.
¿QUIÉN QUIERE SER PAGE?
Pronto vendrá el segundo tema del año, la renovación del PSOE, que sí dará mucho que hablar. Aquí las apuestas están casi todas a favor de Emiliano García-Page para ocupar el liderazgo regional de los socialistas. Pero el resultado del congreso federal podría alterar los planes. O, al menos, cambiar el dibujo que el alcalde de Toledo tiene en su cabeza.
Page tiene en su tierra una difícil papeleta. O más bien, quien le sustituya, porque el secretario general de los socialistas toledanos necesita sucesor. Su plaza de número uno se queda vacante y a ver quién es el guapo que quiere ser Page y someterse a las comparaciones.
La salida natural sería su número dos, Jesús Fernández Vaquero, pero, ¿va a renunciar Page a llevárselo con él a la planta de arriba sabiendo lo que se va a encontrar? ¿Puede ser Vaquero número dos en Toledo y al mismo tiempo pieza clave de la nueva estructura regional?
La solución, si no es Vaquero, saldrá probablemente de la Diputación, donde se encuentra el nuevo PSOE. ¿También el nuevo secretario general? Unos están sentados en los escaños del Grupo Socialista y otros en los despachos que ocupa la oposición. El presidente del Grupo, Fernando Muñoz; y el portavoz, Álvaro Gutiérrez, con perfiles muy distintos, son dos figuras claves de los nuevos tiempos, al igual que el diputado Santiago García-Aranda, alcalde de Villacañas y ganador el 22-M, como el de Orgaz, Tomás Villarrubia; o el exalcalde de Cobisa, Félix Ortega. A ellos habrá que sumar los veteranos que se mantengan… Y poco más.
Lo dicho. ¡Cómo viene 2012! Vamos a por él, échenle ganas.