El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha propuesto tres pactos que podrían ser suscritos por PSOE, PP, Cs y otros partidos que crean en España, con el objetivo de dar estabilidad al país, pues ha considerado que no es lo mismo tener un gobierno estable que un país estable.
En un desayuno organizado por el periódico La Tribuna de Toledo y UFP (Grupo Naturgy), el presidente castellanomanchego ha abordado la situación política nacional y ha abogado por alcanzar esos tres pactos, uno de los cuales sería modificar la legislación presupuestaria para que, como en la Unión Europea, se pueda «pactar un escenario presupuestario para varios años y luego ir reprogramando año a año».
García-Page ha considerado que esos cambios se podrían hacer sin modificar la Constitución y ha defendido que alcanzar ese pacto permitiría «no estar pendientes de diez independentistas».
Page y la reforma de la Constitución
El segundo pacto posible, a juicio del presidente castellano-manchego, versaría sobre que los partidos no decidan abrir un debate sobre la reforma de la Constitución española si no hay un consenso previo en el Congreso de los Diputados de mayoría reforzada, es decir, dos tercios o tres quintos de la cámara.
Y el tercer pacto sería en torno a iniciar de forma automática el proceso de investidura a la Presidencia del Gobierno, que correría a cargo del partido más votado, si no se produce un acuerdo entre fuerzas parlamentarias, pues ha considerado que la situación política actual ha desvelado «un punto ciego en la Constitución», que puede ser que nadie se presente a la investidura y que si ello no ocurre, no se puedan convocar nuevas elecciones.
A su modo de ver, la propuesta de que gobierne el partido más votado es «un debate absurdo» porque no se trata de hacer presidente al que ha tenido más votos, sino al que reúne más apoyos en el Congreso, si bien ha añadido que «si no es posible ponerse de acuerdo» para investir a un presidente, se podría habilitar que el partido más votado abra el proceso, lo que «evitaría el filibusterismo parlamentario y político».
García-Page ha reflexionado que, al margen de la «coyuntura del Congreso», el país tiene motivos para «seguir gozando de estabilidad de fondo», pues ha indicado que es importante que «no se discuta el caparazón, que es Europa» ni la economía de mercado.
«Europa produce muchas cosas buenas»
En cuanto a la UE, García-Page ha subrayado que «Europa produce muchas cosas buenas» y ofrece seguridad ante las crisis y también «para el lío de Cataluña», ya que ha señalado que las encuestas apuntan a que entre el 85 y el 90 por ciento de los catalanes se muestran contrarios a la independencia si ello supone salir de Europa, y ha añadido que si Cataluña saliera de España, también supondría la salida de la UE.
También ha cuestionado el argumento de los independentistas de «España nos roba» y ha indicado que, en caso de que Cataluña se independizara y siguiera en la UE, «lo que tendría que aportar a la UE como comunidad rica a la balanza financiera es mucho más de lo que aporta vía impuestos a la solidaridad del país».
Con todo, el presidente castellano-manchego ha considerado que «hay muchos motivos en España para tener confianza sin estar relajados» y se puede «tener ilusión sin ser ilusos», pues ha señalado que «muchos de los problemas que hoy tiene la política son superficiales», pero no coyunturales.
Asimismo, se ha mostrado partidario de «intentar gestionar de forma sensata los problemas de hoy», un asunto en el que ha dicho que está «empeñado» el gobierno de Castilla-La Mancha, donde no se pretende «ser escuela de nadie ni menos en meterse en zarandajas nacionales», pero del mismo modo ha alertado de que no se va a callar y va defender los intereses de la región.
«Solo faltaría que hable el de Teruel y no pudiera hablar el presidente de una comunidad autónoma», ha denunciado García-Page, que ha cuestionado la aparición de partidos regionalistas o localistas en el Congreso, pues ha recordado que precisamente para tratar los temas más locales se creó el Senado.
Con todo, ha asegurado que como presidente de Castilla-La Mancha no desea limitarse a hablar solo de temas locales, si bien ha considerado que en la actualidad «no hablar de España es un problema para la región» por dos motivos, en primer lugar porque «si no lo hacemos nosotros, lo hacen otros por nosotros» y en segundo lugar, para ayudar al Gobierno central.
«Si no ayudamos con más opiniones distintas de los que siempre hablan, estamos consagrando la bilateralidad del debate», ha advertido García-Page, que ha insistido en que si los demás actores políticos permanecen callados ante el desafío independentista «se abona la perversión de poner al mismo nivel el Gobierno de España y el de una comunidad autónoma».