lunes, 25 de noviembre de 2024
24/02/2013junio 13th, 2017

La Fundación Antonio Saura de Cuenca acoge hasta el 26 de mayo la exposición «Máscaras» de Xavier Mascaró, una muestra que propone una nueva y desconocida lectura sobre la obra de este escultor.

Al igual que el magnífico artista Jaume Plensa, Mascaró utiliza en su trabajo más reciente esculturas que son simplemente cabezas de gran belleza. Según palabras del propio Plensa «la cabeza es como la casa en la que tal vez habiten las partes más importantes de nuestro cuerpo», la cabeza no es un retrato de una persona física o real sino que la cabeza simboliza el alma, cabezas que suelen aparecer con los ojos cerrados y que nos trasladan al mundo del sueño, de la reflexión y el pensamiento. Mascaró abre y cierra los ojos de sus «Máscaras», deja que entre y se perciba el mundo a través de ellos, el mundo real e imaginario, donde reinterpreta continuamente realidades y ficciones. «Máscaras» forma parte de una instalación escultórica de distintas dimensiones donde cada una de sus piezas ocupan la totalidad del edificio de la Casa Zavala y a la su vez cobran un protagonismo especial. La muestra se complementa con un conjunto de fotografías de Eulàlia Ramon y una instalación audiovisual de Pepe Caraballo.


Mascaró es artista a la vez que narrador de historias, ilusionista y creador de imágenes; con objetos extraídos (barcos, guardianes..) como de una escenografía donde lo que falta es el actor que en este caso, es el propio espectador, el que circula y reafirma el concepto de obra de arte público en cuanto a la relación con la gente, una especie de diálogo entre las propias esculturas y entre ellas y el público.

Un guiño a la producción anterior de Xavier Mascaró se expone en el exterior del Teatro Auditorio de Cuenca. En la entrada principal, uno de sus «Músicos», una escultura de escala monumental, se encargará de recibir a los espectadores; en el interior del mismo auditorio también podremos ver algunos de sus «guardianes», figuras sentadas y seriadas o reproducidas de un mismo molde, pero con diferentes tratamientos conferidos tanto en las texturas y oxidaciones que componen sus diversos fragmentos.

En la concepción de piezas similares a los músicos como son sus «guardianes» o «budas», se plasma la impresión que le causa la cotidianeidad en el arte y la religión en el Asia budista: «Son algo natural que está presente en todas las casas, bajo forma de decoraciones, de imágenes, de amuletos que tienen una función de objeto sagrado y protector. Me interesa ese componente mágico del arte que observo desde el punto de vista escultórico».

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