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viernes, 22 de noviembre de 2024
Pablo Bellido. Foto - Sara M. Trevejo
Habrá actividades en varias ciudades de la región - 04 febrero 2020 - Toledo

Las Cortes de Castilla-La Mancha se van a sumar al V Centenario de la Guerra de las Comunidades de Castilla -que se celebrará entre 2020 y 2021- impulsando actividades en varias ciudades de la región y difundiendo sus principales personajes, con interés particular en María Pacheco y Juana I.

Así lo ha desvelado en una entrevista a Europa Press el presidente de las Cortes, Pablo Bellido, tras los contactos que mantuvo con el presidente de las Cortes de Castilla y León, Luis Fuentes, en la última reunión de la Conferencia de Presidencias de Parlamentos Autonómicos (Coprepa).


Bellido ha señalado que desde Castilla y León van a dar «mucho relieve» a esta efeméride y que el Parlamento regional quiere contribuir colaborando con el Gobierno castellano-manchego, la comunidad vecina y su Parlamento en alguna actividad que puedan compaginar ambas instituciones asamblearias con ayuntamientos y diputaciones de Castilla-La Mancha.

«Se trata de un alzamiento que tuvo mucha importancia en el norte de Castilla-La Mancha, en Toledo, Guadalajara, Cuenca y en territorios más al sur, y queremos exponer esta revuelta para el conocimiento general y aprovechar para darle difusión al contexto de la época y sus principales personajes», ha argumentado.

Respecto a las actividades, Bellido ha indicado que se concretarán en los próximos días, destacando que el Parlamento autonómico de Castilla y León tiene algunas que a las Cortes de Castilla-La Mancha le parecen «interesantes». «Queremos ver cómo podemos participar», ha añadido.

A su vez, el Parlamento regional quiere estudiar cómo generar «material propio» en Castilla-La Mancha y difundirlo por las principales villas que participaron en esta guerra, ya fuese desde el ámbito de las comunidades o desde el bando del emperador Carlos I.

En cuanto a la participación de los diferentes municipios en esta efeméride, el presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha ha explicado que el Parlamento regional tiene que analizarlo con los responsables de las diputaciones y los ayuntamientos afectados.

«No queremos violentar sus propias actividades y, por tanto, quiero estudiarlo con la alcaldesa de Toledo, el alcalde de Guadalajara, el alcalde de Cuenca y algunas localidades de Ciudad Real que tuvieron más participación desde la lealtad al emperador Carlos I«, ha indicado.

En este sentido, ha adelantado que las actividades no serán todas académicas. «Ni mucho menos», ha manifestado Bellido, quien ha agregado que la voluntad de la institución que preside es que «buena parte» de las mismas se hagan fuera de las Cortes y coordinadas con los ayuntamientos.

Respeto histórico

«Vamos a hacerlo con mucho respeto histórico y alejándonos de aspectos polémicos e interpretaciones interesadas que se hacen desde una visión romántica, intentando ver a alguna de las partes como una especie de precursores del liberalismo, del comunismo o del castellanismo excluyente, que para nada se puede considerar así», ha señalado.

En este sentido, Bellido ha dicho que las guerras comuneras fueron un conflicto con «una raíz económica» y una «dimensión histórica» en un momento en el que el mundo estaba cambiando debido al descubrimiento de América y una concentración de poder en un monarca que no era español.

«En definitiva, una época de muchos cambios y vamos a intentar, con mucho respeto histórico y evitando polémicas interesadas, exponer los principales personajes que fueron activos en esta guerra y las ciudades de Castilla-La Mancha que más participación tuvieron», ha concluido.

La historia comunera se remonta a 1517, cuando a la muerte de Fernando El Católico, Carlos I se autoproclama rey de sus posesiones en España y se rodea de nobles y clérigos de Flandes, lo que se convirtió en una amenaza para el poder de las élites castellanas, descontento que se extendió a todas las capas sociales.

Carlos I desconocía el idioma castellano y para financiar su nombramiento como emperador decidió subir los impuestos a una comunidades castellanas ya mermadas económicamente. Esto, unido al malestar por una corte controlada por los flamencos, fue el detonante de las revueltas comuneras que pretendían negociar con el rey una bajada de impuestos.

En 1520, aprovechando la ausencia de Carlos I, estalla la primera revuelta comunera en Toledo, a lo que siguieron otras ciudades como Salamanca, Palencia, Medina del Campo, Toro, Segovia o Valladolid. Los comuneros, que apostaban por Juana «La Loca» como reina, procedían de diversos sectores de las ciudades castellanas aunque los líderes pertenecían a las capas medias de la población.

Las revueltas o «escaramuzas» comuneras se sucedieron apoyados inicialmente por los nobles castellanos, aunque estos, al ver que los campesinos se sumaban a las tropas comuneras, decidieron dar un paso atrás y apoyar a los imperialistas.

En abril de 1521, la tropa comunera, liderada por Padilla, Bravo y Maldonado, toman Torrelobaton y allí se atrincheran asediados por los imperialistas, por lo que deciden emprender marcha a Toro, pero son alcanzados por el ejercito de Carlos I en Villalar.

El 23 de abril de 1521 se produce la batalla que puso fin a la Guerra de las Comunidades contra Carlos I tras la caída de las tropas comuneras en Villalar. Un día después, los líderes Padilla, Bravo y Maldonado fueron ajusticiados en la plaza del pueblo castellano que con el paso del tiempo se ha convertido en el centro de la celebración popular del Día de Castilla y León.

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