sábado, 23 de noviembre de 2024
05/01/2012junio 14th, 2017

Octubre de 2011 nos dejó algunas de las mejores Entrevistas Irreverentes en la revista ECOS. Hoy les mostramos una de ellas en encastillalamancha.es, la que le hicimos a Alejandro Alonso, diputado socialista en el Congreso. Ya ha sido abuelo por primera vez y esto fue lo que nos contó…
Desde luego, los 60 años que tiene los lleva bien puestos, porque parece un chaval. Y eso que en apenas un mes se va a convertir, por vez primera, en abuelo. Alejandro Alonso Núñez cumple ahora dos legislaturas (ocho años) como diputado del PSOE por la provincia de Toledo en el Congreso y tras las elecciones del 20-N repetirá por tercera vez.
De casta le viene al galgo a este veterinario que es nieto de Carlos Núñez, quien fuera diputado con el mismísimo Romanones. Ahí es nada. «Por eso mi madre dice que estas cosas vienen por los genes, y a lo mejor es verdad». Aunque recalca que su afición a la política es «una actitud que se va adquiriendo, sobre todo viendo injusticias».
Fue 16 años consejero del Gobierno de Castilla-La Mancha, todos con José Bono de presidente. Primero en Presidencia, «donde hice un máster en política», más tarde en Industria y Turismo, Industria y Trabajo y, por fin, en Agricultura y Medio Ambiente, cartera que le apasionó. Natural de Valdepeñas (Ciudad Real), lleva toda la vida viviendo en Toledo, le encanta coger espárragos y setas en el campo, el cine y, como no puede ser de otra forma, la política. Un buen tipo, nadie habla mal de él. Buen síntoma en los tiempos que corren.

¿Va a ser uno de los 50 diputados todoterrenos que necesita Rubalcaba?


Estoy dispuesto a ello. Creo que puedo ser la persona que lleve los temas de agricultura, sí.

¿Dónde se está más a gusto: en una Consejería en Castilla-La Mancha o como diputado nacional, usted que ha probado los dos puestos?

Son momentos distintos. Yo me he realizado más en el Gobierno de Castilla-La Mancha y, especialmente, el tiempo que fui consejero de Agricultura y de Medio Ambiente.

Hace unos años pudo ser subsecretario de Estado de Agricultura y dijo que no porque prefería quedarse en la oposición en el Ayuntamiento de Toledo, lo que le honra.

Me lo ofreció Elena Espinosa, pero la dije que no, no me veía yo de… Tenía que renunciar además a ser portavoz en el grupo de la oposición en el ayuntamiento, haciendo el trabajo duro al alcalde, José Manuel Molina, y opté por esa decisión. No me arrepiento.

Pocos políticos renuncian a ese dulce teniendo el “salado” que tenía usted…

Pues sí… Fue una renuncia… En ese momento hubiera ganado más dinero y conocido medio mundo, ¿no? Ja, ja, ja… Pero mi responsabilidad con los votantes de Toledo era quedarme. Y yo creo que valió para algo, que esos cuatro años de oposición a Molina en parte permitieron la llegada de Emiliano García-Page al Ayuntamiento de Toledo.

Si le recuerdo el nombre de Jareño, ¿qué es lo primero que le viene a la cabeza?

Un error, un grave error. Fruto de la ilusión que tienes por hacer cosas. Aquello era un gran acontecimiento internacional y nos apresuramos a comunicar una cosa que no estaba confirmada. Fue un error. Había experiencias de águila real en cautividad y en ese momento los investigadores buscaban poder criar águila imperial en cautividad. Y eso fue lo que comunicamos, que lo habíamos conseguido cuando, desgraciadamente, no era así. Me cabreé conmigo mismo por no haber sido exigente en la comprobación de papeles.

¿Usted se lleva muy bien con José Bono?

Me llevaba y me llevo. Y creo que soy de las personas que mejor le conoce. He estado 16 años de consejero con él y una parte del tiempo despacho con despacho.

¿Es tan fiero el “león” Bono como le pintan?

No. El Bono de los primeros años era un Bono con mucho coraje, nervio y pasión por los temas y eso le hacía, en algunos momentos, ser duro con los errores. Pero compensa los cabreos con los cariños, una de sus características principales.

¿Dónde le ve tras las elecciones del 20-N?

Él ha dicho que se retira y punto. Yo tengo que creer lo que ha dicho. ¿Que si me lo creo? Me cuesta trabajo entender la vida política española sin Bono, pero si él lo ha dicho…

Creo que a usted se le da bien eso de ir a coger setas y espárragos…

Más que se me dé bien, me encanta ir a coger setas y espárragos. Es una de mis pasiones. Siempre he sido un hombre muy ligado al campo. Pero al campo no solo me gusta para ir a andar sino, como dicen los viejos, a ir al campo a coger. Y coger significa hacer algo. Respeto a los que van al campo a pasear, pero yo voy a coger. Sin embargo no me gusta la caza, aunque tengo licencia y armas.

¿Es taurino o antitaurino?

Ni una cosa ni la otra. Respeto la fiesta de los toros, reconozco sus valores, pero voy poco. Desde luego, estoy en contra de los antitaurinos, la fiesta nacional tendrá que ser lo que quieran los aficionados y no necesita ni prohibiciones ni excesivos tutelajes.

¿Qué aprendió cuando era estudiante en los Maristas?

Disciplina. Pero a mí nunca me pegaron. Eran gente muy disciplinada y me inculcaron la ilusión por el deporte. Yo soy de los socialistas que pueden decir que he estado en colegios de monjas y de curas. Estuve un año con las Ursulinas y luego tres en Maristas, hasta que mis padres se fueron a Madrid.

¿Qué recuerda de Loyola de Palacio, “su” ministra?

Era una mujer con mucho coraje y muy pasional. Y tuvimos muchos enfrentamientos, ésa es la verdad. Pero reconozco sus valores, fue una ministra que abanderó bien la política agraria y con errores y aciertos es una mujer que en el campo es bien valorada.

¿Está de acuerdo con la pena de muerte?

No. Ni con la cadena perpetua revisable que ha propuesto el PP.

Aparte de en el PSOE, ¿milita en alguna ONG o asociación?

Sí, en Cruz Roja y algunas otras más.

Sin trabajo ni prestación, ¿qué estaría dispuesto a hacer para comer?

Es que no creo que nadie sea capaz de ponerse en esa situación, que desgraciadamente ocurre.

¿Prohibiría la prostitución?

No, en absoluto. Soy más de los del prohibido prohibir.

¿Qué personaje histórico le gustaría ser?

A alguno de los que ha luchado por la paz en el mundo. Mandela, Luther King, Ghandi…

¿Con qué duerme? Si duerme con algo, claro.

Con pijama. Manga larga en invierno, manga larga en verano.

Cuando va al fútbol, ¿insulta al árbitro o a los rivales?

Ya no voy, pero fui socio del Real Madrid hasta que me echaron.

¡¿Hasta que le echaron?!

Dejé el carné varias veces a otras personas para entrar y a la tercera me echaron. Me borraron. Ja, ja, ja… Pero nunca insulto.

¿Su primer sueldo? ¿En qué se lo gastó?

De sargento de caballería en el CIR de Alcalá de Henares. Recuerdo gastárnoslo casi en su totalidad en el bar de suboficiales.

¿Y qué queda del sargento Alejandro Alonso ahora?

Mi espíritu militar era y es bastante nulo. Lo respeto, hice las milicias universitarias, pero…

¿Qué libro está leyendo?

El segundo de un compañero mío veterinario, Gonzalo Giner, que es el autor de “El sanador de caballos”. Escribe muy bien y el segundo se llama “El jinete del silencio”. Y he empezado “La caverna” de Saramago, que me lo compré en la estación del AVE.

¿En qué película le hubiera gustado actuar?

Me gusta y veo mucho cine. En cualquier película cómica, como “El camarote de los hermanos Marx”. Aunque no me veo de actor.

¿Qué programas del corazón ve?

Ninguno.

¿Su mayor travesura?

Esto es difícil, porque mi madre, mi esposa y mis hermanas dicen que soy muy bueno. Entonces no… Pero mi mayor travesura fue venir al mundo, ¡pesé cinco kilos! Y mi madre, que es pequeñita, lo pasó fatal. Era el quinto hijo y las pasé canutas para…

¿Cuál es la mayor multa que le han puesto y por qué?

Una de 600 euros porque no vi una señal de 80 en una autovía y yo iba a 120. Fue con el código anterior y no me quitaron puntos.

Defínase: ¿de derechas, de izquierdas o de centro?

De izquierdas. Sin tapujos.

¿Cree que el tamaño importa?

Ya hemos entrado en lo… En esto, siempre al dicho popular: “El burro grande, ande o no ande”. Esto es una forma de verlo. Otra más irreverente es otro dicho popular: “A buen jodedor…”. ¡Ya no sigo porque me cuesta el puesto! Pero los lectores saben lo que quiero decir.

¿El juego del parchís es cosa de hombres? Se lo digo porque ya sabe aquello de que nos comemos una contamos 20.

Más bien era. Hay una tradición del hombre que presume de cosas y de la mujer que calla de las suyas. Pero esto está cambiando.

¿Se atreve a decir el lugar más raro donde ha practicado sexo?

Nunca lo diría pero, además, a algunos que lo dicen me gustaría verles la cara leyendo una entrevista en la que su mujer presume de éxitos o de excentricidades sexuales. Parece que en el hombre está bien visto presumir de machotes. Y a mí me gustaría ver a estos machotes leyendo una entrevista de su mujer presumiendo de aventuras sexuales.

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