«Atravesando el salón-cafetería del Wellington y tras una puerta que simula perfectamente una estantería repleta de libros, entramos en un elegante salón de reuniones, ahora libre y disponible solo para nosotros…», sirva esta frase a guisa de prólogo del último retrato del fotógrafo Pepe Castro, quien se queda de ella con «esa chispa y energía de vivir» que dice que trasmite la actriz, modelo, presentadora de televisión, directora de cine…
«Es imposible no recordar a Mabel como actriz, como presentadora de televisión o guapísima modelo, aunque hace tiempo que no la veamos en estos quehaceres.
Hace ya unos años que decidió dejar de lado todo esto, ponerse del otro lado de las cámaras y dedicarse de lleno a lo que de verdad le gusta, que es dirigir cine, y últimamente casi de manera exclusiva, dedicada y comprometida con el mundo de la mujer. Su ultimo trabajo (que yo haya visto) es un interesante documental sobre la gestación, autofilmado por sus protagonistas, titulado “Madre”?
Nos ha costado un poco encontrar el momento para este retrato porque siendo Mabel una mujer tan activa, resulta complicado robarle unos minutos de su agenda. De hecho viene de una reunión, tiene ahora esta cita conmigo y de aquí creo que aún tiene que correr a otro asunto. Para este encuentro hemos escogido el céntrico Hotel Wellington de Madrid. Allí Carlos, jefe de comunicación del hotel, nos ha proporcionado un excelente espacio donde poder llevar a cabo la sesión sin problemas.
Estoy esperando en el hall cuando un mensaje suyo me avisa de que ha llegado y está aparcando. Me quedo allí mismo y cinco minutos después el ascensor del parking se abre y aparece ella, sonriente. Atravesando el salon-cafetería del Wellington y tras una puerta que simula perfectamente una estantería repleta de libros, entramos en un elegante salón de reuniones, ahora libre y disponible solo para nosotros.
Yo ya tengo todo preparado desde hace un rato. He llegado antes y como sabía de su prisa, he preferido, por si acaso, tenerlo todo listo por si hacía falta poder empezar en cuanto llegara.
-Tenemos tiempo, Pepe-, me dice. Voy bien.
-Perfecto, Mabel-, le digo antes de sentarnos un momento y tomarnos un café.
-Te apetece? -le pregunto.
-Ok, yo un té.
Charlamos frente al café y al té con pastas. Yo pregunto, siempre curioso, y ella me va contando. Es una mujer muy activa, emprendedora, llena de energía y muy, muy simpática. Contagia entusiasmo cuando te habla de sus proyectos y trabajos. Me pide unos minutos para unos pequeños retoques frente al espejo antes de empezar. Yo la sigo con el café en la mano y observo; no le importa. Ya está lista, volvemos al lugar donde está montado el set, para, con ella delante, ajustar la iluminación.
Es una mujer bastante alta y el fondo que tengo preparado se me queda un poco bajo. No hay problema, ella lo resuelve agachándose un poco y apoyándose sobre una mesa de época que tenemos delante. Observo a través de mi objetivo, posa con mucha confianza, disparo varias veces… sonríe leve y sutilmente, en sus ojos esa chispa, esa energía positiva que la caracteriza, que contagia… Click!»