El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha destacado que la región ha sido la primera en adquirir test rápidos para detectar si un paciente está contagiado de COVID-19, y que han superado las pruebas de fiabilidad que han realizado los expertos sanitarios de la región.
En una comparecencia de prensa en el Palacio de Fuensalida -sede de la Presidencia del Gobierno regional-, el presidente castellano-manchego ha precisado que la región ya dispone de unos 6.000 test rápidos, que podrán empezar a ser distribuidos desde este mismo domingo a través de las gerencias sanitarias de Castilla-La Mancha, y ha afirmado que en total la comunidad autónoma ha adquirido unos 60.000 test rápidos.
Asimismo, el presidente autonómico ha apuntado que la adquisición y validación de estos test rápidos se ha confirmado al Gobierno de España y al ministro de Sanidad, Salvador Illa, y ha aseverado que la comunidad autónoma ha tramitado conjuntamente con el Ministerio todos los contactos relacionados con las ventas y con los profesionales, para «poder compartir la información y los proveedores», e incluso ha señalado que varios de los test rápidos se han enviado al Instituto de Salud Carlos III, para que conozcan el tipo de test adquirido.
En cualquier caso, ha resaltado que todas las comunidades autónomas trabajan en red y ha agradecido «los esfuerzos» del Gobierno central y del ministro de Sanidad para «ayudar a desbloquear la multitud de trámites» y «la multitud de aduanas».
Incluso ha desvelado que la Consejería de Sanidad está en contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores, que está ayudando a desbloquear la llegada de respiradores -bloqueados en Turquía- y que Castilla-La Mancha ha comprado junto con Navarra.
En cuanto a los test rápidos, ha precisado que, a diferencia de los últimos conocidos, «no va por las fosas nasales», sino que «va por la sangre, es capilar» y parte de proveedores españoles, que «tienen la certificación de la Agencia Española del Medicamento» y están verificados.
«Esta mañana se ha trabajado de manera increíble, haciendo decenas de pruebas y seguimos haciéndolas, siempre con la cautela de que estamos en una lucha a contrarreloj en un mercado desaforado de productos farmacéuticos», ha subrayado García-Page.
Sanitarios y mayores, los primeros en los test rápidos
En cuanto a la distribución de los test rápidos, el presidente castellano-manchego ha indicado que la Consejería está planificando las prioridades y ha situado, en primer lugar, al personal sanitario que está en aislamiento, con el objetivo de que si no están contagiados, se puedan incorporar lo antes posible a su puesto de trabajo, pues ha considerado que «están sufriendo por no poder colaborar».
También son prioritarios, ha añadido el presidente castellano-manchego, las personas mayores, sobre todo los que están en residencias -algunas de ellas están viviendo una situación «crítica»- y «donde es más difícil llevar a cabo el aislamiento de los mayores».
Asimismo, también estarán en los colectivos prioritarios los pacientes que están en urgencias.
«Es un paso más en una guerra que es muy larga y muy dura y todavía va a ser dura y larga, pero es un paso sustancial e importante», ha destacado el presidente autonómico.
No obstante, ha añadido que estos test rápidos no significa que la región vaya a dejar de adquirir los PCR, porque también son pruebas «definitivas» y ha adelantado que la próxima semana llegarán más pruebas de este tipo a la región, al tiempo que también se han adquirido máquinas para tratar los datos.
El presidente castellano-manchego, que ha mostrado sus condolencias a los familiares de los fallecidos por esta pandemia y también a los familiares del secretario general del Colegio Oficial de Médicos de Albacete, Santos Julián González Martínez, que ha sido el primer sanitario de la región que ha muerto por coronavirus, ha agradecido «el esfuerzo, el trabajo y la entrega» de los profesionales sanitarios.
También ha valorado la comprensión de aquellos pacientes que tenían una cita con un especialista o estaban a la espera de realizarse alguna prueba médica y que están «esperando con paciencia, sin insistir» a que se les de una nueva cita médica, cuando pase la crisis del COVID-19.