Según ha señalado Cáritas en un comunicado, la nueva crisis social a consecuencia del COVID-19 provocará, de no adoptarse las medidas necesarias, que una parte de los ciudadanos estén en riesgo de incrementar la población en exclusión social.
En este sentido, ha recordado que el último informe Foessa de julio de 2019 recogía que, de las 328.000 personas en exclusión social en Castilla-La Mancha, 127.000 personas serán las primeras en notar el parón de la economía porque, además, durante el breve período de recuperación tras la última crisis, no se ha revertido de manera suficiente la situación de estas personas.
Cáritas entrega alimentos, acompaña a personas sin hogar…
Por lo tanto, ha advertido de que su capacidad de resistencia ante esta nueva crisis es «prácticamente inexistente» y para intentar paliar el incremento del empobrecimiento, Cáritas ha intensificado la labor de acompañamiento a las familias y personas que están en una mayor situación de desprotección, no solo facilitando alimentos y productos de primera necesidad, sino también acompañando a las personas sin hogar desde los distintos proyectos de las Cáritas provinciales.
Para Cáritas, esta emergencia es «una llamada urgente a la solidaridad» con los miembros más vulnerables de la sociedad, los más afectados por esta pandemia global, una llamada a «trabajar en común» para que todas las provincias mantengan tantos servicios como son posibles.
El dinero recibido de la «generosidad» de los castellanomanchegos, Cáritas lo ha empleado en realizar transferencias bancarias, vales y en los economatos de la propia organización, para que las familias puedan ir a comprar lo que necesitan en el día a día, ya sean productos de alimentación, de higiene o sanitarios.
Asimismo, ha ayudado a las familias con el pago de recibos de agua, luz, calefacción y alquiler del hogar o material escolar.