Cuando pase todo esto, y la vida empiece a caminar hacia la normalidad, unos cuantos políticos deberían reflexionar sobre lo que han hecho durante la crisis sanitaria más grave vivida en un siglo. Algunos, si les quedara algo de vergüenza y un mínimo de dignidad, tendrían que echarse a un lado y dar paso a otra persona de su partido para liderarlo. Otros harían bien en abandonar para siempre la actividad política, porque han demostrado que no merecen estar en ella. Y los que se la toman en serio, que son muchos, seguro que continuarán trabajando para que la ciudadanía vaya recuperándose dentro de lo que sea posible.
Soñar no cuesta dinero. Lamentablemente, pensar que algo de eso va a ocurrir es solo un bonito sueño que no se cumplirá. Ningún dirigente político va a reconocer sus errores -aunque en público diga que sí lo hace- y asumir alguna responsabilidad por ellos, ninguno se va a plantear que quizá debería dejar el liderazgo de su partido y, mucho menos, no habrá quien reconozca que los disparates que ha dicho o ha hecho y la crispación que ha inoculado a la vida política hacen necesario que deje esa actividad pública.
Un espectáculo político bochornoso
Buena parte de la ciudadanía ha visto en directo, a través de las distintas cadenas de televisión, el bochornoso espectáculo que han protagonizado algunos políticos en el Congreso de los Diputados. Algunos no han tenido el menor reparo en utilizar la pandemia del coronavirus, con su trágico balance de muertos y contagiados, por intereses partidistas o para prosperar en su carrera política.
Los hay que continúan ofreciendo un vergonzoso espectáculo con el inicio de la fase 1 de la desescalada, en la que se van a suavizar las normas de aislamiento que han permitido frenar la extensión aún más de la pandemia y, con ello, descongestionar los hospitales. Que si mi comunidad está preparada ya para esa fase, aunque en realidad no lo esté; que si la mía cumple los requisitos mejor que la de al lado, pero el Gobierno no me permite pasar a esa fase porque quiere perjudicar a los territorios donde no gobiernan los socialistas… Todo les vale con tal de intentar desgastar al adversario político, con la esperanza de que eso se traduzca en su momento en votos.
Convocar elecciones anticipadas sería un error
Ya hay quien dice que, tras la pandemia, Pedro Sánchez debería convocar elecciones generales para final de año o los primeros meses de 2021, para que la ciudadanía elija a los políticos que deben conducir la recuperación económica y social del país. Eso sería un error, porque iniciar un proceso electoral en una situación tan grave como la actual supondría tener un Gobierno funcionando a medio gas durante varios meses, precisamente cuando más decisiones urgentes se van a necesitar. Y una actividad parlamentaria paralizada.
Lo que ahora se necesita más que nunca, para que la ciudadanía empiece a recuperar la normalidad, es que la clase política trabaje en favor de los intereses generales y no por los suyos personales o los de su partido; que se enfrente unida y con lealtad, dentro de las legítimas discrepancias políticas, a la enorme resaca económica y social que va a dejar la pandemia, y que todos los gobernantes -desde el presidente del Gobierno hasta el último alcalde o alcaldesa de España- desempeñen su trabajo pensando en mejorar la vida de la ciudadanía.
Algunos políticos cometen una gran irresponsabilidad cuando, en un tiempo con tantas muertes como el actual, gobiernan o hacen oposición más haciéndose fotos de campaña electoral, llevando siempre la contraria al adversario y crispando la vida política que pensando en el interés de la ciudadanía. Y lo peor de todo es que, por lo que se deduce de algunas encuestas, parece que esa manera de hacer política les acarrea réditos electorales y por eso continúan con ella, aunque sea lo peor para la gente y para el país.
Cuando pase todo esto, las muertes y contagios del coronavirus, habrá que enfrentarse a la gravísima situación económica que ha provocado la pandemia, con tremendas consecuencias en la sociedad. Como soñar no cuesta dinero, para no perder la esperanza hay que soñar que 26.299 personas muertas y 222.857 contagiadas por el coronavirus, hasta el 8 de mayo, van a hacer reflexionar a algunos políticos y empezarán a actuar de otra manera en la vida política. Si eso ocurre, habrá incrédulos que empezarán a creer en los milagros.