Su nombre encierra una misteriosa y legendaria leyenda: la del templario que traicionó a sus hermanos por una moneda de oro y que fueron muertos por los moros. Pero ahora, la torre y el castillo de Malamoneda, en Hontanar (Toledo), se encuentran en mal estado de conservación, con peligro de caída de la torre y de la fachada principal del castillo.
Por estos motivos acaban de ser incorporados a la Lista Roja del Patrimonio (www.listarojapatrimonio.org) que elabora la asociación Hispania Nostra.
El conjunto medieval de Malamoneda, en mal estado de conservación
Pese a tratarse de un BIC, el conjunto medieval se encuentra en mal estado de conservación. Tanto la torre como el castillo han sufrido un expolio continuado durante los últimos años. La torre, de la que se conserva la mitad, presenta la pérdida de grandes sillares en la parte inferior de sus dos esquinas, aunque con mayor incidencia en el lado oeste.
El castillo presenta un estado más aceptable de conservación, a excepción del lienzo este, donde se ubica la puerta; en él se aprecia la pérdida de material en la base del muro y el minado de la esquina que no está derrumbada.
La torre y el castillo de Malamoneda fueron construidos en el siglo XIII, sirviendo de fortaleza y refugio para los antiguos habitantes de Malamoneda, un poblado contiguo al castillo que fue establecido tras la reconquista cristiana del siglo XII.
Malamoneda, la recompensa en oro que recibió un templario…
Cuenta la leyenda que el nombre de “Malamoneda” proviene de la recompensa en oro que recibió un templario al permitir el acceso de los musulmanes al interior de la fortaleza; tras la entrada, todos los ocupantes fueron muertos y arrojados por el castillo, a excepción de uno, que fue encontrado con vida y sujetando, en una de sus manos, una moneda de oro.
A pesar de que las construcciones que conocemos actualmente son de la época de la reconquista, el enclave ya debió ser habitado por romanos e, incluso, durante la Edad de Bronce. En 1210, Malamoneda fue entregada por el rey a Alfonso Téllez de Meneses, con el fin de revitalizar la repoblación de la zona. Éste a su vez, la cedería momentáneamente a Roberto de Gales, antes de vender el castillo y todo el enclave -con otros de sus bienes en la zona- al arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada en 1222.
En 1243 pasaría a poder regio y, tres años después, a manos del concejo de Toledo en cuyo poder se encontraría hasta las desamortizaciones del siglo XIX.
A partir del siglo XIX el poblado quedó abandonado; por consiguiente, también el castillo y la torre. Desde entonces todo el conjunto arqueológico de Malamoneda -en el que se incluyen ambos inmuebles- ha sido víctima de continuos saqueos.
Junto al río Cedena y construido en mampostería
Durante los últimos años se han llevado a cabo trabajos de investigación y excavación arqueológica con el propósito de iniciar un proyecto que ponga en valor el yacimiento y revitalice la comarca. Sin embargo, todavía no existe ningún plan de actuación.
El castillo de Malamoneda se encuentra ubicado junto al río Cedena, a los pies de la sierra del Puerco. El castillo está construido en mampostería y es de planta rectangular. Los muros cuentan con un espesor de 1,5 metros y no se observan ventanas, torres o saledizos en su estructura. En un pasado no muy lejano, todavía podía verse un antemuro que defendía el cuerpo principal de la fortificación y que databa, probablemente, de época romana. La puerta -pequeña y de medio punto- se sitúa en el paño este.
La torre de Malamoneda se halla en una posición elevada y algo más alejada del río, a diferencia del cercano castillo. Actualmente solo se conserva la mitad de la misma. Es de planta rectangular construida con mampostería y sillares, reservándose el empleo de estos últimos para reforzar las esquinas y para la confección de los dos canes que sustentaban los matacanes presentes en sus caras norte, este y oeste. La primera planta de la torre era abovedada, tal y como indican los restos conservados.