Comenzaron su actividad en el año 2002 de forma experimental para cinco años después constituirse como una realidad con personal y recursos necesarios. Son las aulas hospitalarias que están repartidas en los diferentes hospitales de Castilla-La Mancha, un espacio que permite a los más pequeños olvidarse por unas horas de dónde están y en el que también se ha celebrado el Día del Libro.
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En el Hospital Virgen de la Salud de la capital regional cuatro profesores atienden diariamente a unos 10 o 15 menores ingresados, una cifra que depende en función del día y a la que hay que sumar aquellos niños que permanecen en sus casas y que no pueden ir al colegio, a los cuales se llega a través de la atención domiciliaria.
El objetivo no es otro que el que su enfermedad o dolencia no suponga una ruptura con el curso académico y que no pierdan contenidos. Se hace de forma dinámica, adaptando las clases al ritmo que cada alumno puede seguir y a sus pruebas médicas, y, si es necesario porque está más de una semana en el hospital, de manera coordinada con el centro escolar y el tutor.
No obstante, más allá de que desarrollen su aprendizaje lo más normalizado posible, lo cierto es que estas aulas hacen las veces de burbujas en las que se olvidan por unas horas de que se encuentran en un hospital. Aquí consiguen evadirse y relacionarse con otros niños. «Son niños enfermos que no están en su entorno habitual; vienen a un espacio que no es su aula y con compañeros que no son los de siempre; sin embargo se adaptan bien y siempre tienen una buena actitud, ya que aquí sienten que tienen una rutina y que su profesor del centro, aunque sea en la distancia, se preocupa por ellos». Así lo ponía de manifiesto, Chelo Alcántara, coordinadora del equipo de atención educativa hospitalaria y domiciliaria de Toledo.
A primera hora de la mañana los propios profesores son los que se encargan de visitar a los niños en las habitaciones, sobre todo a aquellos que acaban de ingresar para que sepan del aula. El 23 de abril los más pequeños pudieron disfrutar además de la conmemoración del Día del Libro con diversas actividades. Una de las profesores, Gema, contaba a encastillalamancha.es que ellos en el hospital también celebraron esta fecha, primero con la lectura de dos capítulos de «El Quijote» y comentando aspectos relacionados con esta obra, con Miguel de Cervantes y con las novelas caballerescas. Después recibieron un libro, una piruleta y un marcapáginas de regalo.
Las aulas hospitalarias, fruto de un convenio de colaboración entre la Consejería de Sanidad y la Consejería de Educación, están repartidas en todos los hospitales de Castilla-La Mancha a través de equipos de profesores de Primaria y Secundaria. Así, si en Toledo son cuatro los que forman el equipo, en Talavera son dos; en Albacete son cinco; dos en Hellín; cinco en Ciudad Real; dos en Puertollano; cuatro en Alcázar de San Juan; cuatro en Guadalajara; y dos en Cuenca. Todos ellos trabajan con unos objetivos comunes.
Gema, que también ha trabajado como docente en aulas de centros educativos, explicaba lo gratificante que resulta ejercer la docencia en estos espacios. En esta misma línea se expresaba Chelo Alcántara quien señalaba que es «una experiencia diferente a la de cualquier colegio» y es que «nosotros nos movemos en el ámbito educativo, sanitario y también familiar; cuando vamos a atender a los niños en sus domicilios llegamos a ser uno más de la familia. Siempre nos recibe con mucho agrado». Es, ante todo, «una labor muy vocacional».
Por la tarde, la labor docente se ve complementada con talleres y juegos organizados por voluntarios.