Rafael G.M., el hombre acusado de un intento de asesinato al atropellar a un vecino de Casarrubios del Monte (Toledo) en mayo de 2010 ha negado que tuviera intención de embestirlo, lo que ha quedado en entredicho con la declaración de los testigos.
Los hechos que han sido juzgados en la Audiencia Provincial de Toledo ocurrieron sobre las seis y media de la mañana del 2 de mayo de 2010 en la calle de La Villa de Casarrubios del Monte tras una trifulca en la que habían participado, por un lado, el sobrino del acusado, José Carlos L.G., y por el otro los cuñados Miguel Ángel M.L. y Kamil L.S., pelea por la que se sigue otro procedimiento judicial.
Lo que se ha visto ha sido el supuesto atropello intencionado que hubo tras esta reyerta -patadas y puñetazos- por parte del acusado a los cuñados por agredir a su sobrino José Carlos.
Durante el interrogatorio, el inculpado ha dicho al tribunal que no tuvo intención de atropellar a los cuñados y que solo quería identificar a los agresores de su sobrino hemofílico.
Ha añadido que tras la pelea, Miguel Ángel y Kamil se ocultaron detrás de una furgoneta y que cuando salieron del escondite se produjo el atropello de forma fortuita, en el que solo resultó alcanzado Miguel Ángel.
Sin embargo, esta versión del acusado contrasta con las declaraciones de los cuñados y de otros testigos que han puesto de manifiesto que el lugar donde se produjeron los hechos no había ningún vehículo aparcado y también la velocidad del coche que les perseguía y que alcanzó a Miguel Ángel a la altura de las rodillas cayendo sobre el capó del coche y después al suelo.
No obstante, los cuñados habían resultado heridos en la pelea anterior, Miguel Ángel en el hombro y Kamil en el brazo y en el pie, según han relatado éstos durante el juicio.
Una testigo, exnovia de José Carlos, ha señalado durante su declaración, oculta tras un biombo, que Rafael «tenía intención de atropellarlos», aunque no vio la embestida, sino solo oyó un ruido.
Los dos agentes de la Policía Local de Casarrubios del Monte que detuvieron a Rafael, que se había ocultado en una finca cerca de su lugar de trabajo, han coincidido en señalar que cuando fueron a arrestarle el acusado le dijo: «Me he buscado la ruina» y uno de los policías también le oyó decir que «había atropellado a uno».
La fiscalía solicita para Rafael G.M siete años y medio de cárcel por un delito de intento de asesinato, la acusación particular se ha adherido a la tesis del fiscal y la defensa pide la absolución, al igual que el abogado de la aseguradora del coche con el que se efectuó el atropello.