Acompañar a «familias rotas» por una pérdida a causa de la Covid-19, velar por el cumplimiento de las medidas impuestas en el estado de alarma, e informar y ayudar a los ciudadanos en los momentos de máxima incertidumbre han sido algunos de los cometidos de la Guardia Civil durante los meses más duros de la pandemia.
Con dos guardia civiles de la provincia de Toledo charlamos en el especial #ENCLMTienesTodo para saber cómo fue su labor y con qué dificultades se encontraron para poder desarrollarla. Se trata del sargento Francisco Gabriel Izquierdo, de la Unidad de Seguridad Ciudadana UCESIC, y del guardia Civil Francisco Javier Acedo, quienes relatan cómo se pasó de la «incertidumbre» de esas primeras semanas, a los casos un poco «jocosos» como quienes se compraron un perro solo para poder salir, hasta los momentos más duros, como cuando el agente Acedo tuvo que comunicarle a un padre mayor que su hijo había fallecido por el maldito coronavirus y que no iba a poder asistir a su entierro.
«Lo más traumático fue comunicarle a una persona de avanzada edad el fallecimiento de su hijo y que no podía asistir al sepelio», lamenta el agente Acedo.
[ze_summary text=»Hemos visto familias rotas y sabíamos que su despedida no estaba en el ámbito ordinario»]Hemos visto familias rotas y sabíamos que su despedida no estaba en el ámbito ordinario[/ze_summary]
Momentos difíciles como los que también narra el sargento Izquierdo. «Lo peor es cuando hemos tenido actuaciones con fallecidos en las que hemos visto familias rotas y sabíamos que su despedida no estaba en el ámbito ordinario, que puedes despedir a tu familiar durante un tiempo y luego proceder a su entierro», cuenta.
Por eso para Izquierdo lo más complicado han sido los muertos por la Covid a los que sus familiares ni siquiera podían despedir como toda la sociedad está acostumbrada, unos momentos en los que «ya casi dejas de ser un guardia civil para se una persona más cercana, poder estar apoyándole y hacerle ver que la situación era así y no había otra forma de proceder».
Asesorar al ciudadano ante la incertidumbre de la pandemia
Los agentes también rememoran aquellas primeras semanas de preocupación donde la Guardia Civil trataba de ser un faro que sirviese para «asesorar al ciudadano ante la incertidumbre«, tal y como recuerda el sargento Izquierdo. Él se encontraba en una unidad operativa, la Ucesic, que formaba parte de la Unidad Funcional de Defensa RBQ, la Unidad Radiológica, Biológica y Química, la cual estaba preparada para una «rápida intervención».
Y entre esas tareas estaban el hacer cumplir «las medidas de prevención», como que se respetase el distanciamiento y evitando las aglomeraciones, como cuando tenían alguna información de que se estaba produciendo algún evento en el que se superases los aforos.
Por su parte «Paquillo», como así conocen todos en la Comandancia de Toledo al guardia civil Acedo, trabaja en la centralita donde se reciben todos los avisos «del 062 y todas las llamadas dimanantes del 112», según explica, a continuación se encarga de «distribuir los recursos necesarios a cada emergencia».
El inicio de la pandemia lo vivió «bastante preocupado», pero a la vez que existía esa angustia, tenía ganas de «agarrar cara a cara esa adversidad y tirar para adelante con ello», asegura Acedo.
Porque, tal y como cuenta el sargento Izquierdo, «desde televisión veíamos cómo un problema puntual se convertía en una pandemia mundial, con todos los efectos que ha tenido en nuestro país y en todo el mundo».
Pero ya en el «campo de batalla, que era el servicio de a pie», comienza explicando Izquierdo, el esfuerzo y máximo interés se centraba en «la prevención, intentar que la gente cumpliese ese ejercicio de responsabilidad de quedarse en casa y mantener las medidas de prevención, velar por el uso de la mascarilla, por que se guarde la distancia de seguridad», indica.
Llamadas para preguntar de todo…
El guardia Civil Acedo se encontró con muchas llamadas reclamando información o pidiendo permiso sobre diversas temáticas. Le llamó mucho la atención una cuestión sobre si se podía ir a sus puestos de trabajo en bicicleta «con el sacrificio que ello conlleva», indica, puesto que no era a la vuelta de la esquina donde quería ir. «Después de haber realizado 40 kilómetros de esfuerzo físico y luego tienes que cumplir con la jornada laboral», explica.
[ze_summary text=»El reconocimiento de la ciudadanía por el esfuerzo y el trabajo a mí personalmente me ha hecho sentirme más orgulloso de ser guardia civil»]