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16/05/2013junio 12th, 2017
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El domingo 12 asistí a la clausura del VI Congreso de UGT en Castilla-La Mancha, que se ha celebrado en el año en el que el sindicato cumple 125 de su fundación en España y 20 en la región. Como todo el mundo sabe a estas alturas Carlos Pedrosa fue reelegido secretario general y cosechó de los suyos un cariñoso, cálido y largo aplauso. Pero no traigo a este artículo la clausura del congreso para contarles lo que ya saben, sino para comentarles algunas cosas que me llamaron la atención.

La primera de ellas es que, salvando las insalvables distancias ideológicas, el último Congreso de UGT parecía uno del PP. Es la primera vez que un Congreso de la UGT en CLM se celebra sin listas alternativas, en paz, sin sorpresas de ningún tipo y con un porcentaje de apoyo de casi el 80 por 100 para la nueva Ejecutiva. Es verdad que hubo algún movimiento procedente de Guadalajara la tarde anterior, pero no tenía fuste ni entidad y se quedó en rumor de fondo.


Nada que ver la paz del sexto congreso regional con la del que eligió a Pedrosa en Albacete, contra pronóstico y contra el criterio del PSOE y del Gobierno que entonces presidía José Bono y cuyos consejeros económicos apoyaban la continuidad de Fernando Campos.

Era 2002 y Pedrosa, un hombre templado, tranquilo y paciente había reunido en los meses previos y en torno a su figura el amplio y heterodoxo descontento y rechazo a una dirección sindical que disponía de varios coches de alta gama en los garajes de Toledo y había hecho un generoso uso de las comidas y otros gastos a cuenta del sindicato.

Pedrosa heredó una UGT al borde la quiebra, descolocada políticamente y rota en dos mitades, por lo menos. Con un estilo sobrio, dialogante y conciliador logró recomponer las finanzas para no desmerecer la actividad sindical y poco a poco fue enderezando la división interna, aunque no han faltado episodios de desorden. 

El poder socialista siempre le hizo el vacío. Bono no era amigo de los sindicatos y José María Barreda, como vicepresidente y como presidente apostó claramente por CC.OO., así que los ugetistas siempre han sido los segundos de un total de dos. La UGT de Pedrosa no le debe nada al PSOE, el partido hermano.

Hoy la situación económica vuelve a ser dramática. Ya no hay fondos de la Junta, ni liberados, y la deuda contraída de ejercicios anteriores sigue impagada. Dicen que solo UGT queda por cobrar, lo que de ser cierto sería una injusticia además de un sinsentido.

Ahora, cuando las cosas vuelven a estar feas, Pedrosa no ha tirado la toalla y ha asumido la responsabilidad de seguir tirando de un sindicato que tiene a todos sus ejecutivos provinciales o regionales en sus puestos de trabajo, en el paro o en las liberaciones sindicales que consiguieron antes. Los pocos liberados que quedan en esos aparatos son para prestar servicios de asistencia jurídica o similar.

Pedrosa era ayer el protagonista indiscutible, pero otro nombre propio estaba en la mente de todos. Leandro Esteban, consejero de Presidencia, que aceptó el guante y acudió a la clausura, como meses atrás lo hizo en la inauguración del Congreso de Comisiones Obreras.

Estaban invitados todos los miembros del Gobierno autonómico, además de la presidenta, María Dolores de Cospedal, así como los responsables del PP en CLM. Solo Esteban fue. Como en Comisiones. Y hay que reconocerle las agallas de aguantar sin pestañear ni torcer el gesto dos horas de chorreo en forma de resoluciones, videos y discursos. Por supuesto, todos contrarios a las políticas del PP, los recortes, la austeridad y el desmantelamiento de los servicios públicos o el empobrecimiento de la clase trabajadora.

No es que los asistentes se lo pusieran difícil. No. Es que es lo que tocaba, pero había que atreverse a estar ahí sabiendo cómo están las cosas entre el Gobierno y los sindicatos. Y eso, de momento, entre los «populares» de CLM solo lo ha hecho Esteban.

Se agradeció con aplausos su asistencia y se ahorraron pitidos o gestos más gruesos, al consejero se le trató como lo que era, un invitado de la UGT, lo que había pedido el día anterior el reelegido secretario general. Pero ayer Esteban era la soga en casa del ahorcado. Y supo estar y dedicar palabras de elogio y buenos deseos a Carlos Pedrosa y UGT. Lo hizo ante los periodistas, porque en el Congreso no habló. Así estaba previsto y así se hizo.

Cándido Méndez, secretario general de UGT en España, fue el encargado de hacer las mayores críticas. Y el secretario general de CC.OO. en CLM, José Luis Gil, que también estaba invitado, intervino para pedir diálogo social en la región. O mejor dicho, para meter prisa. «Va muy lento, consejero, va muy lento, aunque sé que existe voluntad», dijo Gil, que por lo demás fue cortés con Esteban, seguramente consciente de la papeleta que tenía entre manos.

En fin, que ni el Gobierno de Castilla-La Mancha ni UGT van a cambiar de opinión después de ayer, pero ver a los políticos dar la cara, aunque sea para que se la partan verbalmente, es un comportamiento a destacar y a imitar.

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