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18/05/2013junio 12th, 2017

La Audiencia de Toledo ha condenado a nueve años y cuatro meses de prisión a un joven de nacionalidad marroquí, Faysal C, de 24 años, y a la misma pena a su mujer, Lamyae H., de 19, por robar y secuestrar a un amigo en su casa del barrio de Santa Bárbara de Toledo capital en diciembre de 2011.

La sentencia, hecha pública, condena a cada uno de ellos a cuatro años y cuatro meses de cárcel por el robo con violencia y cinco años más por detención ilegal, además de una multa de dos meses, con una cuota diaria de doce euros, por una falta de lesiones, ya que le ataron de pies y manos a una silla, aunque logró pedir ayuda al marcar el teléfono con un diente.


También condena al matrimonio a indemnizar a la víctima con más de 8.700 euros por los daños morales y materiales, ya que de la casa de la víctima, Manuel O.R., se llevaron objetos y joyas, la mayoría de las cuales no fueron recuperadas y que están valoradas en más de 4.000 euros.

Los hechos juzgados ocurrieron sobre las nueve de la noche del 12 de diciembre de 2011 en el piso que Manuel habitaba en la calle Fuente del Moro de Toledo cuando la víctima llegaba a su casa de hacer la compra y se topó con dos encapuchados que le esperaban con el rostro cubierto y le amenazaron con una pistola para que entrara en casa.

Una vez en la vivienda le ataron a una silla de pies y manos, aunque no le llegaron a amordazar porque pidió a su amigo, al que había identificado por la voz, que no lo hiciera porque «sabes que respiro mal», según dijo en el juicio la víctima.

En un momento determinado le quitaron la venda para que pudiera darles la tarjeta de crédito que no encontraban en la cartera de Manuel y con la que ella sacó 600 euros de un cajero automático cercano mientras su marido seguía registrando la casa, de donde se llevaron relojes de marca, joyas, un televisión, un equipo de música y una cámara de fotos, entre otros efectos.

La víctima explicó en la vista oral que su antiguo amigo se llegó a quitar la capucha con la que ocultaba su rostro después de que le llamara por su nombre, al identificarle por la voz, mientras que a la mujer la identificó por su ojos y penetrante mirada, según relato el asaltado.

Cuando se fueron de la casa, los atracadores dejaron a la víctima atada de pies y manos, aunque logró inclinarse hasta un teléfono que había en una mesita cercana y con un diente logró marcar el teléfono de su hermana, quien avisó a la policía, que tuvo que derribar la puerta para entrar porque le habían dejado encerrado en casa.

El acusado dijo al tribunal que Manuel le había denunciado por sentirse despechado al enterarse de que se había casado, ya que estaba enamorado de él, dijo el joven marroquí, mientras que la víctima reconoció una simple relación de amistad.

El fiscal y la acusación particular solicitaron para cada uno de los acusados un total de once años de prisión, mientras que las defensas solicitaron la absolución por falta de pruebas y en todo caso plantearon que los hechos se consideraran como un solo delito.

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