El 2 de agosto de 1982 se rompía un techo de cristal. Ese día iniciaba su andadura profesional la primera mujer en la Policía Local de Toledo. Ella es Teresa Morales Pantoja, Tere, como la conocen en el cuerpo. 38 años y 74 días después se jubila hoy, 14 de octubre, una pionera que inauguró la senda para que más mujeres policías llegasen hasta alcanzar las 16 de la actualidad.
«Estoy muy satisfecha de mi paso por Toledo, siendo la persona que abre camino a más mujeres», relata a encastillalamancha.es Teresa Morales, aunque también indica que no todo ha sido un camino de rosas: «Los primeros días era como una especie de bicho raro y ahora somos 16 personas, la sociedad está evolucionando y ya no es tanta novedad».
Cuando el jefe de Policía no quería mujeres
Y es que en aquel 1982 todavía había más barreras que derribar que en la actualidad. «Al principio fue muy llamativo, llegaba a casa y como que quería esconderme. Todo el mundo me miraba y decía, ‘¿la has visto, la has visto?'», explica. Lo cierto es que su llegada al cuerpo no fue sencilla, puesto que de entrada se encontró con el jefe de Policía en contra. «El jefe de Policía me dijo que si sabía que había entrado en contra de se voluntad. Le dije que yo había aprobado una oposición y que ahora me tendría que comer con patatas», recuerda Morales.
Muchos años después conocería el ridículo motivo, visto con la óptica de 2020, por el que el jefe que quería mujeres en el cuerpo. «Hablando con Juan Ignacio de Mesa, el alcalde de Toledo por aquel entonces, me dijo: ‘¿Sabes cuál era el problema? Era dónde ibas al servicio, que era de hombres‘, por eso no convocaron tiempo antes la oposición para mujeres», recuerda. Aún así consiguió hacerse su hueco e incluso tuvo buena relación con el jefe policial, tanto, que incluso cuando murió, a la persona del cuerpo que pidió que avisasen fue «a Tere, a Tere», rememora Morales.
Después de estas casi cuatro décadas sirviendo a la ciudad de Toledo se siente orgullosa de haber aportado su «granito de arena» y haber visto evolucionar desde ese Toledo «más clásico» hacia una sociedad más abierta que, de hecho, ya la tiene considerada como toledana de toda la vida a pesar de haber nacido en Guadamur.
Porque ella, que tiene una vitalidad y una energía envidiable, siempre ha sido de probar cosas nuevas y de enfrentarse a retos. «Yo voy a un restaurante y pido lo que no conozco ¿Qué quiero ser? No he visto Policía mujer, pues eso quiero», bromea. Retos que ahora también los tiene a pares porque para ella «por delante hay muchas cosas que hacer, tengas los años que tengas«.
Ahora agradece la oportunidad que «brinda» la administración al poder jubilarse con 59 años y así dedicarse a sus aficiones, como la lectura o practicar deporte, pero tiene un proyecto muy interesante: continuar con sus investigaciones sobre la historia de la Policía. «He recopilado fotos, pero también he dedicado tiempo a la historia y me queda completar», señala.
Soportando «algunos comentarios vejatorios» pero al final pesa más «lo positivo»
Entre las dos imágenes que encabezan la información han pasado 38 años en los que la sociedad «ha cambiado mucho, fenomenal», resume. «Zapatos de tacón y bolso y ya la otra película, con arma y operativa«, indica, puesto que ahora «ya se va viendo un poco de color» en cuanto a la paridad de efectivos, aunque ella ha estado sola, como mujer en el cuerpo, durante los nueve primeros, después tuvo una compañera durante otros nueve, para volver a ser la única policía durante otros cinco.
Casi cuatro décadas de servicio en el que ha tenido experiencias buenas y malas, aunque «siempre pesa más lo positivo». Y es que la primera policía local de Toledo ha tenido que soportar «muchos comentarios vejatorios«, como «en el campo tenías que estar con el azadón», recuerda mientras indica esa doble vertiente que tiene la Policía entre el agradecimiento y el reproche. Pero por fortuna en este periodo «he conocido a gente muy interesante que me ha aportado muchísimo«.
También ha podido desempeñar muchas funciones, especialmente administrativas. Ella, de formación, tenía estudios administrativos que completó con «módulos de informática» y por ello ha podido «aportar a esa modernización de la Policía, hemos cambiado mucho», asegura.
Ahora, «después de 38 años y pico, pues da penita», se sincera. «Esta mañana en nuestro chat privado los compañeros me decía que me van a echar de menos, se me saltaban las lágrimas», confiesa, ya que «es una satisfacción que la gente me diga que me va a echar de menos y que me haya considerado una más. En general estoy satisfecha y un poco triste, pero bueno, la vida continúa», concluye esta mujer que marcó la senda de la igualdad en un campo dominado por hombres gracias a su labor y ejemplo.