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25/05/2013junio 12th, 2017

El rugby, como España, es distinto. Lo demuestran al hablar las chicas de «Las Águilas de Toledo», porque estas no se acabaron en la ciudad después de que a un águila, este masculino, le dio por pedalear sobre las empedradas cuestas de aquel Toledo de los años 50 del siglo pasado antes de ganar el Tour de Francia, un tal Federico Martín Bahamontes.
«Las Águilas de Toledo» son el equipo femenino del Club de Rugby Toledo, que ya tuvo un primero hace 13 años.

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Las Águilas de Toledo», las femeninas, son 25 y componen el equipo de chicas del Club de Rugby Toledo, que apenas llevan unos meses de entrenamiento y ya vuelan bajo el auspicio de Santiago Fernández, exjugador del equipo masculino al que una lesión le impidió seguir jugando. Por ahora es un equipo de rugby-7.

El año pasado cuatro de estas 25 chicas ya se entrenaban con el equipo masculino, pero al inicio de esta temporada consideraron que ya era hora de volar solas.

Ellas se lo han guisado y se lo han comido. Más que águilas, son palomos, se lo guisan y se lo comen ellas solas, porque entre las cuatro citadas y dos más que ya llevaban un tiempo jugando, y a rebufo de la Facultad de Ciencias del Deporte en Toledo, donde sabía que podían hallar más águilas para la causa, han llegado a las 24 jugadoras (aunque han pasado 30 por el equipo desde que empezó) y a los 197 socios. El día de la presentación congregaron a 200 personas.

EN AUGE

Porque el rugby femenino vive un auge tras el impulso de la Selección absoluta, excampeona de Europa y vigente subcampeona. Pero ellas van poco a poco. Este fin de semana disputan el Trofeo Diputación junto al Quijote Rugby Club (Illescas), Puertollano, Albacete, Cuenca y Cisneros (de la potente Madrid).

Tras ello llegará el Trofeo del Corpus de Toledo, al que están invitados todos los clubes de Castilla-La Mancha. Con todo, aunque no es un equipo competitivo oficial y entrena bajo la modalidad de rugby-7, la intención del club es organizar la próxima temporada una Copa regional con carácter oficial que sea el germen de la futura Liga castellano-manchega, ya que el número de equipos se acerca a la decena.

De momento las Águilas de Toledo entrenan cuatro horas semanales en el Polígono y en la Escuela de Gimnasia bajo las órdenes de Santiago Fernández, quien asegura que entrenar a las chicas «es lo más fácil del mundo: son más disciplinadas, respetuosas y se comprometen más que los chicos». Además, añade que el hecho de estar la mayoría de ellas en la Facultas de Ciencias del Deporte ayuda a que «aprendan en seguida».

Porque el rugby femenino no es moco de pavo. Quizá muchos ignoren que la Selección Española fue campeona de Europa, y que el combinado de rubgy-7 es de lo mejorcito de las Series Mundiales.

BEA, LIDIA y TAMARA

Bea Arrogante y Lidia Triviño ya entrenaban con los chicos y de ellas, junto a otras dos más, partió la idea. Intentan explicar cómo es este deporte junto a Tamara Triviño. Al oírlas hablar uno se da cuenta de que el rugby es «otra cosa». «Es una forma de vida», afima Lidia. «Engancha porque al haber mucho contacto, se forjan amistades intensas dentro y fuera del campo. Y requiere una gran capacidad de sacrificio en favor del compañero, lo que no se encuentra en otros deportes y por supuesto en los individuales», habla muy clarito  Bea, la capitana.

Es cierto eso de que, aunque sea un deporte muy físico, es muy limpio. Bea explica que a quien proteste se le echa, que todas las quejas deben pasar por la capitana (quien es la única que habla con el árbitro). «Es un deporte muy respetuoso y disciplinado», añade Bea. «No se pierde nunca, se aprende», dice Lidia, quien agrega: «El rugby no es ajedrez», mientras que Tamara, la menos habladora, suelta: «Somos un poco brutitas».

«¿Algunos pueden pensar que es un deporte viril»?, se le pregunta a Bea, que en seguida comprende que la pregunta no está bien planteada: «No es el adjetivo. Está claro que no es ballet», constata, y en seguida defiende que las chicas están tan capacitadas para practicarlo que los chicos, si no mejor, al menos en España, como lo demuestran los resultados.

Con todo, admiten que hay mucho contacto. Bea: «Las lesiones disminuyen porque con el tiempo las vamos soportando mejor, pero es cierto que en verano enseñar las piernas es un problema para nosotras».

LA JERGA

Las chicas dejan escapar algo de su jerga: «Corbata», que es un «placaje algo más alto que otro». O «los bautizos». Lo explica Lidia. Consiste en «bautizar» con cerveza a la jugadora que ha logrado su primer ensayo. Es como «un rito de iniciación», explica, «se le hace beber mucha cerveza, y si no lo hace, se le echa por encima. Y se hace cantando una canción». ¿Cuando pasaron ellas por el trance se bebieron toda la cerveza? «¡No quedó si una gota!», trona Bea.

Además del famoso «tercer tiempo», rito obligado para todas y todos los jugadores de rugby, que consiste en la quedada de confraternización entre los dos equipos una vez acabado el partido (el cual no se acaba realmente hasta que no lo hace el tercer tiempo), Lidia suelta otra palabra propia de la jerga: «tuit», de cerveza, claro, una especie de competición a ver qué equipo acaba antes con una ingesta considerable de esta bebida tan propia del «tercer tiempo».

«¿Y Santi? ¿Cómo es Santi? ¿Qué tal se porta? ¿Os echa muchas broncas?» Responde en seguida Lidia: «Santi no es de este mundo. Es un crack. Se nota que le gusta lo que hace y lo transmite por tanto muy bien. Se aprende muy rápidamente con él. Y nos soporta…» «¡Somos buenas chicas!», dice la capitana, antes de que Lidia acabe la charla: «Con el rugby tienes la sensación de que las compañeras lo dan todo por ti».

Y las tres se van con ese que «no es de este mundo» a darlo todo por un deporte que sí, parece «otra cosa».

La plantilla la componen, además de las jugadoras citadas y el entrenador, Almudena García, Ana Moraleda, Ángela González, Carmen Pérez, Celia Hernández, Clara Olivas, Gemma Vales, Inés Carrobles, Noemi Fuentes, Imma Castillo, Irene Castillo, Laura Rodríguez, Sara del Río, Luna Revenga, María Rodrigo, Miriam Mozas, Miriam Salas, Paloma Muñoz, Paloma Torra, Paula Martín, Raquel Hernández y Rocío Casillas.

La «fisio» es Gloria Casero.

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