1 de 26Una de las salas del albergue, en la que se dispone de ordenadores, televisión, libros...
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3 de 26La vida de Alfredo ha sido de película. Drogas, atracos a bancos, calle, vuelta a delinquir… Ahora ha dejado todo eso y a los 57 años ha comenzado a saber lo que es la vida.
4 de 26Maxi, usuario del albergue.
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6 de 26Gregorio Lozano, usuario del albergue.
7 de 26El claustro del albergue es espectacular.
8 de 26Las marcas de una vida que ha dejado atrás. Alfredo se tatuó en los dedos la palabra "cash" (efectivo) por la necesidad que tenía de dinero.
9 de 26Dormitorios compartidos.
10 de 26Virginia Rodríguez es la coordinadora del albergue y una de las que lucha, día a día, para que la gente sin un techo pueda algún día acceder a él.
11 de 26El comedor, con las puertas siempre abiertas.
12 de 26Bego, una de las responsables de la exquisita cocina que los usuarios del centro consumen.
13 de 26El patio del albergue, típico toledano.
14 de 26El comedor.
15 de 26Una de las plantas del centro.
16 de 26Viviana Lanciano es psicóloga en el albergue de Cáritas y ella escucha a los que llegan por vez primera…
17 de 26Otra de las salas en las que los usuarios pueden relajarse.
18 de 26Tiempo para el entretenimiento y la conversación.
19 de 26Entre los propios usuarios se organizan tareas para estar activos.
20 de 26Imagen de archivo del albergue de Cáritas en Toledo. Foto: Rebeca Arango.
21 de 26El albergue, una ventana a una nueva oportunidad.
22 de 26Patio del albergue de Cáritas, en Toledo. A la derecha, Virginia Rodríguez, coordinadora y trabajadora social del albergue; y Viviana Lanciano, psicóloga.
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24 de 26El patio del albergue.
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26 de 26Las manos de Bego...