A Gregorio Lozano la vida no le ha sonreído demasiado, no… En Toledo ha encontrado la «paz», en concreto en el albergue que Cáritas tiene en la capital regional. Madrileño de 56 años, su vida ha sido, literalmente, la calle. Porque como él mismo explica, «desde los 25 años no he tenido lugar dónde dormir, de albergue en albergue. Cuando he podido me he pagado una pensión, pero han sido las menos veces».
Ahora es voluntario en el albergue de Cáritas Toledo
Lleva desde junio en el albergue de Cáritas, en Toledo, colaborando como voluntario, «durante la pandemia me quedé en la calle, porque perdí el trabajo en la obra». Y sí, su familia sabe cómo está, «mis hermanos y mis padres están en una residencia de mayores en Valencia, pero ellos no me pueden ayudar».
Y cuando su hogar de noche era la calle… «Pues paseaba y me iba a dormir lejos de la ciudad, debajo de un puente o en una casa abandonada, porque la ciudad (habla de las grandes urbes) es muy peligrosa y mucha gente ha sufrido ataques».
«No tengo suerte…»
Termina con un lacónico «no tengo suerte… Espero que cambie, he echado varias ofertas de trabajo, a ver si me sale algo…».
Y sí, su familia sabe cómo está, pero ellos viven en Valencia, «todos están en una residencia de mayores, hermanos y padres, ellos no me pueden ayudar».
La vida, en general, «me ha ido mal, ¡fatal!, hace 25 años no pude pagar la fianza al banco y me quitaron el piso». En su trayectoria ha hecho de todo, desde coger naranjas en Catalula a trabajar en la obra, «pero no tengo suerte y espero que cambie. Ahora he echado varias ofertas de trabajo, a ver si me sale algo».
Noticias relacionadas
No tener casa mata… Cáritas Toledo, el último refugio de vidas desgarradas (vídeos)
Atraco a un banco, cárcel, calle, atraco… Una vida rehabilitada en Cáritas Toledo