Hay dirigentes y cargos públicos de partidos políticos que han convertido la vida política en una gran jaula de grillos, en la que hay mucho griterío, mucho postureo y mucha estrategia por intereses partidarios o personales, en vez de buscar la mejor manera de resolver los problemas que sufre la ciudadanía. Para esa gente, la política es un espectáculo en el que están representando un papel porque les beneficia, y hacen lo que sea necesario, incluso el ridículo o traicionar a sus propias ideas, con tal de poder seguir sobre ese escenario. ¡Ay, la política..!
Vaya por delante que no todos los políticos se comportan así. Esa frase tan común de «todos los políticos son iguales, solo van a lo suyo y a ganar dinero» es rotundamente falsa. Muchas personas se dedican a la actividad política porque quieren prestar ese servicio público para mejorar la vida de la ciudadanía. Pero los otros, los de la jaula de grillos y el espectáculo, son menos pero son los que más tiempo y espacio ocupan en los medios de comunicación, los que tienen asesores precisamente para conseguir eso y, en definitiva, son quienes emponzoñan la vida política.
Quienes están pendientes de la actualidad política y siguen las sesiones de control al Gobierno que cada miércoles se celebran en el Congreso de los Diputados están viendo, una semana tras otra, que una parte de los diputados actúan solo por sus intereses y son incapaces de reconocer que su adversario político, ya sea el Gobierno u otro partido, también hace algunas cosas bien. La crítica es necesaria, pero sin sobrepasarse.
Unas cuantas actuaciones actuales de algunos dirigentes políticos y sus partidos pueden servir como ejemplo de que todo les vale para acaparar el interés de los periodistas -¡ay, el periodismo actual..!- y hacer lo que creen que les dará votos y aplaudirán sus fieles seguidores, aunque no sea lo más beneficioso para la ciudadanía en general.
Difundir vídeos en vez de intentar mejorar los Presupuestos del Estado
Una vez que ha comenzado en el Congreso la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado para 2021, los grupos parlamentarios han presentado 3.793 enmiendas a su articulado para intentar mejorar determinadas previsiones de las cuentas públicas. Eso parece lo más lógico y lo que debe hacer cualquier partido parlamentario: presentar enmiendas a lo que considere negativo para intentar que sea modificado.
Pero el partido de ultraderecha Vox ha decidido no presentar ninguna enmienda y, en su lugar, difundirá por las redes sociales una serie de vídeos en los que criticará los Presupuestos. ¿Qué pensarán los tres millones y medio de personas que les votaron? ¿Preferirán ver esos vídeos o les hubiera gustado más que su partido intentara mejorar las cuentas del Estado con enmiendas?
Unidas Podemos, que es parte del Gobierno, enmienda las cuentas del Gobierno
El martes 17 de noviembre, a la misma hora en que la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, explicaba en rueda de prensa los acuerdos adoptados por el Consejo de Ministros, portavoces de Unidas Podemos, ERC y Bildu comparecían en otra rueda de prensa para contar una enmienda que han presentado conjuntamente al proyecto de Presupuestos Generales del Estado.
El contenido de esa enmienda es positivo, porque en ella piden que se prohíban los desahucios de viviendas y el corte de suministros básicos (energía eléctrica, gas, agua…) hasta diciembre de 2022 a todas las personas que estén en una situación vulnerable, aunque no se deba a la Covid-19 que es como está regulado ahora. Pero ha sorprendido que Unidas Podemos, que forma parte del Gobierno y ha negociado esos Presupuestos con el PSOE antes de llevarlos al Congreso, presente una enmienda con ERC y Bildu como si ellos no fueran parte del Gobierno que los ha elaborado. Otra decisión que crea tensiones en el Ejecutivo de coalición progresista, aunque lo nieguen, y ya van unas cuantas por el protagonismo que quiere Pablo Iglesias.
El PP vuelve a pedir firmas contra un proyecto de ley
En 2006, el entonces presidente del PP, Mariano Rajoy, llevó a cabo una campaña de recogida de firmas en las calles de distintas ciudades contra el proyecto de reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña. Incluso en su partido hay quienes reconocen que esa decisión fue un gran error, porque los catalanes lo vieron como una agresión y eso fomentó el independentismo.
Ahora, el jueves 19 de noviembre, mientras el pleno del Congreso debatía el proyecto de reforma de la Ley Orgánica de Educación, Pablo Casado acudió a la convocatoria que había hecho la plataforma Más Plurales frente a esa Cámara para firmar contra esa reforma, conocida como Ley Celaá. Eso sí, convocando a los periodistas y rodeado de cámaras de televisión para inmortalizar el acto y salir en los informativos de los medios. Tiene derecho a hacerlo, claro que sí, pero es una prueba más de lo ya dicho, la política como espectáculo.
Mientras él firmaba y era grabado por cámaras y fotógrafos, la portavoz del PSOE en Educación, Luz Martínez Seijo, defendía ese proyecto de ley en el pleno del Congreso y acusaba a PP, Vox y Ciudadanos de difundir mentiras como que va a impedir que los padres puedan elegir centro educativo o que en Cataluña puedan pedir para sus hijos enseñanza en castellano. Para completar el espectáculo, ese debate concluyó con esos tres partidos gritando en el hemiciclo «libertad, libertad». Y se podría continuar, porque los ejemplos del espectáculo que dan algunos políticos, los de la jaula de grillos, se producen cada día; y no solo en la vida política nacional, también en la autonómica y municipal.