El súbdito rumano Nicosur M.G., uno de los acusados de matar a palos a su amigo y compatriota Ovidiu M.D. en las inmediaciones del bar Tiffany’s de Mocejón (Toledo) en julio de 2011, dijo a la Guardia Civil que «se había quedado corto» y que «no le había dado lo suficiente».
Así lo pusieron de manifiesto dos agentes de la Benemérita en la segunda sesión del juicio oral que se sigue contra Nicosur M.G. y Costel G., sobrino y tío, de 24 y 35 años, respectivamente, en la Audiencia de Toledo con jurado popular.
Nicosur, que desconocía la muerte de Ovidiu, acudió a la mañana siguiente de los hechos a prestar declaración al cuartel de Bargas después de que fuera requerido por los agentes que acudieron a su domicilio tras la agresión, que acabó con la vida de Ovidiu horas después en el hospital de Toledo.
«Nos dio a entender que le había agredido poco», «que no le había dado lo suficiente» y que «Ovidiu se iba a enterar», han relatado los agentes, lo que la defensa interpreta como que Nicusor no era consciente de la gravedad de las heridas que infligió a la víctima con un palo de más de un metro de longitud y 13 centímetros de diámetro.
El palo de madera, que se ha exhibido al jurado, se partió de forma longitudinal hasta formar una ‘V’ y con el que el más joven de los acusados le dio varios golpes y que después arrojaron a un solar tapiados tras la agresión.
En la trifulca también se oyó al menos un disparo de la pistola que llevaba la víctima y que supuestamente había robado a Nicosur de su casa, donde convivían los procesados y el fallecido, que eran amigos y de la misma nacionalidad.
Los testigos, entre ellos un camarero y un conocido de los encausados, detallaron que se trató de una agresión de «envergadura», con fuertes golpes con el palo en la espalda y también con la culata de la pistola que la víctima había sustraído a Nicosur y que le arrebató Costel durante el forcejeo.
Durante la vista oral también declaró Rebeca M.R., la novia del fallecido, que se encontraba con él en el bar cuando Nicosur entró para pedirle que saliera a la calle, aunque ella pensó que era solo para hablar y no para agredirle.
Rebeca ha dicho, a diferencia de otros testigos, que los acusados comenzaron a golpearle a la puerta del bar y que la víctima fue rodando por la escalinata hasta «rematarle» a base de patadas y dejándole semiinconsciente «entre la vida y la muerte».
La novia ha negado entre sollozos que Ovidiu sacara la pistola de fogueo -tal y como han dicho los acusados y otros testigos- durante la agresión, sino que fue Costel quien se la arrebató y con cuya culata le golpeo en la cabeza.
Tanto los acusados como la víctima eran conocidos de la Guardia Civil por sus antecedentes policiales y judiciales y este suceso caldeó los ánimos de los vecinos de Mocejón hasta el punto de que el pleno del Ayuntamiento, con los votos del PP, solicitó una reunión con el subdelegado del Gobierno para pedirle la expulsión del pueblo del colectivo de rumanos.
El juicio sigue con la declaración de más agentes de la Guarda civil y testigos de las defensas.