Esta Nochevieja no se han concentrado miles de personas en la Puerta del Sol de Madrid, como cada año, para tomar las 12 uvas y despedir al nefasto 2020. Tampoco han abarrotado Times Square, la plaza más conocida de Nueva York, para ver cómo la famosa bola de más de 5.000 kilos de peso desciende en 60 segundos 24 metros hasta su base. No ha habido nadie en la toledana plaza de Zocodover ni en ninguna otra de las ciudades españolas donde tradicionalmente se recibe al año nuevo, salvo los policías encargados precisamente de que nadie estuviera en ellas. El coronavirus ha obligado a que todas las plazas del mundo hayan permanecido esa noche en soledad.
En The New York Times, el diario más prestigioso del mundo, han escrito que en esta Nochevieja «Times Square estará llena de esperanza, pero no de gente». Y eso mismo se puede decir de las plazas de cualquier otra ciudad del mundo, porque en todas ellas se ha recibido al nuevo año con la esperanza de que las vacunas que han comenzado a aplicarse sean eficaces frente a una pandemia que ya ha causado en España más de 50.000 muertes reconocidas y casi dos millones de personas diagnosticadas de coronavirus (más de 1.818.000 muertes y más de 83 millones de contagiados en todo el planeta). Los italianos han despedido a 2020 con la frase «vaffanculo», que no significa eso que se puede pensar al ver su terminación sino un rotundo «vete a la mierda».
Brindis por internet para recibir a 2021
La Nochevieja de 2020 se recordará como la noche más telemática de la historia, porque muchas personas -obligadas por las normas de prevención a no reunirse más de seis en familia o con amigos- se han conectado por internet para despedir el año viejo, tomar las uvas, brindar por el nuevo año y recordar a quienes ya no están con ellas.
El año 2021 llega en una circunstancias muy lamentables: demasiadas muertes y contagios por el coronavirus, crisis económica, más desempleo, aumento de las desigualdades sociales, crispación política… Pero también llega con la esperanza de que las vacunas sirvan para empezar a salir de esa situación, siempre que se respeten las normas de prevención que acuerdan el Gobierno central y los autonómicos y las que recomienda una y otra vez la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las vacunas, lo mejor contra las enfermedades infecciosas
Desde que el médico rural inglés Edwar Jenner preparó y aplicó la vacuna contra la viruela, en el año 1796, se ha demostrado que la vacunación es el método más eficaz para prevenir las enfermedades infecciosas. Algunas, como la viruela, han sido erradicadas en todo el mundo gracias a las vacunas; otras, como la gripe, el sarampión, la poliomielitis, el tétanos…, se previenen y se reducen mucho sus efectos nocivos con las vacunas. Pese a ello, todavía hay personas que, sin ningún argumento científico, niegan la eficacia de las vacunas, también las del coronavirus, y rechazan aplicárselas. Allá ellos.
El año que acaba de comenzar debe ser el año de la esperanza, precisamente por la llegada de las primeras vacunas contra el coronavirus y de otras que investigan los científicos y llegarán en los próximos meses. Y no deberían ser utilizadas en la pelea política, como hace cada día la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con declaraciones que no tienen ningún fundamento serio y producen bochorno y vergüenza ajena al escucharlas. Claro que de alguien como ella, que ha demostrado sobradamente su incapacidad para gobernar, se puede esperar cualquier cosa.
Por si acaso los deseos que se expresan en los brindis se hicieran realidad, en el inicio del año 2021 hay que brindar porque los políticos abandonen la bronca permanente en la que viven y, en vez de utilizar el «y tú más», se dediquen a trabajar lo mejor que sepan y puedan para mejorar las condiciones de vida de una ciudadanía que acaba de dejar atrás el peor año desde hace muchas décadas. Bueno, excepto para las 20 personas más ricas del planeta que, según el índice Bloomberg, en el año de la pandemia han visto incrementarse su multimillonaria fortuna un 24%.