Muchas orejas se cortaron en el festival taurino solidario celebrado en Toledo en beneficio de la Fundación Oncohematológica Infantil del Hospital Infantil Niño Jesús, que se encarga de investigar el cáncer en niños. La sorpresa la dio el novillero toledano de 17 años Álvaro Lorenzo, que a pesar de su temprana edad fue capaz de cortar las dos orejas a su novillo, al igual que hicieron sus compañeros de cartel José Manuel Mas y Alberto López Simón. Por su parte, el también toledano Eugenio de Mora, Cristian Escribano y el rejoneador Roberto Armendáriz obtuvieron un trofeo cada uno ante los novillos de los Hermanos Sánchez de León.
Lorenzo cerró el festival con una faena muy animosa en la que mostró un buen hacer impropio de su edad. Ya en el capote mostró su disposición tanto en el saludo por verónicas como en el quite por chicuelinas. Salió muy decidido con la muleta, hasta el punto de que fue prendido por su oponente en los primeros compases de la faena. El novillero se rehizo al contratiempo y consiguió mandar en las embestidas del astado, sobre todo con la mano izquierda. Una buena estocada al primer intento le valió el doble trofeo.
El madrileño José Manuel Mas también también estuvo bien en el tercer toro, sobre todo con el capote, con el que destacó en el recibo con una larga cambiada de rodillas. Después, se llevó al novillo al caballo en un galleo de frente por detrás y tras el puyazo de rigor continuó con un vistoso quite por lopecinas. Con la muleta la faena no consiguió llegar al excelente nivel con el que había comenzado, pero a pesar de ello Mas estuvo muy serio ante su rival y consiguió llegar al público con una fulminante estocada que le posibilitó el doble trofeo.
El que también consiguió calar en el respetable fue Alberto López Simón, que basó su labor en el quinto de la tarde en un toreo de extrema cercanía que, si bien no parecía la mejor receta para exprimir al novillo de Hermanos Sánchez de León, resultó desembocar en una faena que llegó a los tendidos y que remató con una buena estocada.
Una oreja de su enemigo obtuvo Cristian Escribano, que se enfrentó a un novillo, el cuarto, con poca fuerza al que consiguió torear con más gusto por el pitón derecho. Los desplantes y una tanda final por bernardinas le valieron para ganarse a los espectadores, que pidieron con fuerza el apéndice.
Por su parte, Eugenio de Mora cortó una oreja tras enfrentarse al novillo de más peso y más complicado del encierro, un vistoso jabonero que, aunque dio muy buenas sensaciones en el saludo que le dio el de Mora de Toledo, al entrar al caballo demostró su mansedumbre, un defecto que acrecentaría con el discurrir de la faena y que dificultó mucho el trabajo del toledano. Finalmente, con mucho saber estar, oficio y buen hacer, el espada consiguió sacar las pocas embestidas de calidad que el jabonero llevaba dentro. Con la oreja concedida, el gran esfuerzo le fue reconocido.
Finalmente, había abierto la tarde el rejoneador navarro Roberto Armendáriz, que se las tuvo con un novillo que sacó un buen fondo aunque comenzó muy despistado. Armendáriz cometió algunos errores con un rejón de castigo y una banderilla corta, pero estuvo francamente bien con su caballo Prometido, con el que enardeció al público arriesgando mucho y dejando que el cornúpeta llegase a centímetros del corcel. Cuando tenía todo a favor para cortar las dos orejas, dos pinchazos con el rejón de muerte antes de acertar y dos descabellos redujeron el premio a un apéndice.