lunes, 25 de noviembre de 2024
Un relato de excepción 16/06/2013junio 12th, 2017

Esta semana se cumplen 110 años del bando que reguló la actividad de los guías turísticos en Toledo, una profesión que ha desarrollado durante medio siglo Luis Alba, que ha enseñado la Ciudad Imperial a reyes, príncipes y presidentes de gobierno pero también a visitantes del pueblo más recóndito.
Junto a Luis Alba han recorrido Toledo los Reyes de España, en varias ocasiones; los príncipes de Gales Carlos y Diana, la reina Beatriz de Holanda, Hillary Clinton, Francoise Miterrand, y jefes de Gobierno de India o de Israel. Por citar algunos.

¿Qué desean ver estas personalidades cuando llegan a Toledo?. «No lo manifiestan, van donde les llevan y, además, muy sujetos a un horario. Recuerdo que a la Reina, que es una mujer apasionada no solamente de la arqueología sino del arte y la historia, le decía yo ‘Majestad, a ver qué día vamos a San Juan de los Reyes o a la Sinagoga’ y me contestaba: somos esclavos de un horario», ha explicado Luis Alba en una entrevista con Efe.


Tiene un grato recuerdo de la visita de los entonces muy jóvenes príncipes de Gales Carlos y Diana y con una sonrisa rememora que cuando Carlos vio el órgano de la Catedral y le dijeron que solo se tocaba en ocasiones excepcionales, quiso subir y tocarlo, y para disuadirle le dijeron que la escalera estaba «muy sucia».

A sus 79 años y después de llevar 50 como guía, Luis Alba asegura que «hubiera seguido en la profesión si no hubiera caído enfermo».

Miembro de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, funcionario de carrera del cuerpo de Informadores e Intérpretes de Turismo y director de la Oficina de Turismo de Toledo durante 15 años, Alba debe su vocación a dos motivos.

POR QUÉ ACABÓ SIENDO GUÍA

Por un lado, un «excelente» profesor de francés en su adolescencia que supo encontrar en él las actitudes para aprender idiomas, y por otra parte su pasión por la historia y el arte que surgió con la lectura de dos libros del siglo XIX, ‘Historia de Toledo’ y ‘El tesoro de Toledo’.

A finales de los 50, este toledano se marchó a Gran Bretaña para estudiar inglés -«la única forma de aprender un idioma es marcharse al país porque hasta por los poros de la piel aprendes», asegura- y cuando regresó hizo exámenes a guía-correo y en 1960 comenzó a viajar por toda Europa occidental con la empresa Viajes Meliá.

Diez años después pidió quedarse solamente en la Península Ibérica y el norte de África y después opositó al cuerpo de informadores e intérpretes de turismo, donde consiguió la jefatura de la oficina de turismo de Toledo hasta finales de los años 90.

«He acompañado al grupo del pueblo más pequeño de las Batuecas y también, varias veces, a los Reyes», enumera.

«LA SUERTE Y LA DESGRACIA DE ESTAR TAN CERCA DE MADRID»

En su opinión, Toledo tiene «la suerte y la desgracia» de estar a solo 70 kilómetros de Madrid, menos de media hora en AVE: la suerte es su cercanía y la «desgracia», que la mayor parte de viajeros no pueden quedarse en la ciudad el tiempo necesario para conocerla.

Alba afirma que mucho del patrimonio de Toledo es bien conocido pero hay otro potencial turístico desconocido, sus conventos, lo que él llama ‘el Toledo oculto’ y que no se ciñe a visitar las iglesias de los monasterios toledanos sino a conocer «algo más».

De hecho, ya hay conventos que ofrecen ese «algo más», como Santo Domingo el Antiguo, Santa Clara y San Clemente.

Para Luis Alba, la «responsabilidad» del guía es que el visitante que se marcha de Toledo «vuelva o no» a la ciudad, aunque también tiene claro que «la impresión de la ciudad no se la va a quitar nadie, aunque reciba una pésima información».

Fue el 20 de junio de 1903 cuando el entonces gobernador civil de Toledo, el marqués del Cenete, dictó un bando para que entrara en vigor el reglamento que regulaba a «las personas que se dediquen a acompañar viajeros para enseñarles los monumentos».

El reglamento, consultado por Efe, relata los conocimientos que deben tener los guías, la edad para ejercer (14 años), los honorarios a cobrar y el distintivo que deben utilizar: gorra de paño morada y visera de charol los hombres, y placa de paño del mismo morado colocada sobre el vestido o abrigo las mujeres.

(Visited 45 times, 1 visits today)