Las redes escupen todo tipo de valoraciones y pronósticos sobre la llamada tercera vía del PSOE y una buena parte de las apuestas son a favor de que sea el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, el que finalmente tome las riendas para ofrecer una alternativa novedosa al llamado «Rubicón», el dúo formado por Alfredo Pérez Rubalcaba y Carmen Chacón, que para una buena parte de los militantes son lo mismo o muy parecido, ya que forman parte destacada de los gobiernos y el PSOE que representa José Luis Rodríguez Zapatero, tan duramente castigados por las urnas.
Sin embargo en Toledo, donde no ocultan la satisfacción que produce ver a su mejor carta tan bien situada y con tanta demanda política y mediática, las personas más cercanas a Page descartan que esté en su cabeza presentar su candidatura a la Secretaría General del PSOE que se dirimirá en apenas 15 días, en el Congreso Federal de Sevilla.
Por estas tierras, en cualquier caso, gusta más Rubalcaba que Chacón, eso no es un secreto. Pero seguramente, lo que más temen de la exministra es que en caso de resultar ganadora dejara la puerta abierta a que uno de sus principales apoyos, José María Barreda, siguiera enredando en el PSOE castellano-manchego.
El liderazgo regional del Partido Socialista es ese cáliz amargo que todos quieren que beba Page, siempre que deje a la cúpula anterior permanecer escondidos en sus provincias a la espera de tiempos mejores. Si el ganador es Rubalcaba, los barreda boys no encontrarán facilidades de la dirección federal, pero si gana Chacón…
Nadie duda de que Page es el valor más solvente del PSOE en Castilla-La Mancha y el que con mejores perspectivas podría oponerse al PP liderado por María Dolores de Cospedal y al frente de la Junta. Pero el riesgo de perecer en el intento es alto. Y los socialistas toledanos quieren manos libres y peso en Ferraz para acometer una tarea que tienen más calculada de lo que se piensa.
De ahí que Page no desaproveche ninguna oportunidad mediática que se le presente, que son muchas cada día. No se puede permitir quedar fuera del tablero nacional del PSOE, gane quien gane, y para eso le viene muy bien el tamaño político que ha adquirido en los dos últimos meses y el perfil moderado y centrado que desprenden sus manifestaciones.
No todo el mundo lo ve igual. Otras voces en el PSOE piensan que debería seleccionar apariciones y entrevistas y dejarse de ambigüedades porque, tarde o temprano, le dejarán de tomar en serio si no adopta un camino claro.
De momento, la notoriedad le beneficia y le sitúa a mucha distancia de sus posibles rivales internos en la región; le pacifica el partido en la provincia, donde las pocas voces que han surgido para pedir renovación no encuentran ningún eco.
Y el PP le respeta cada vez más. Aunque lo nieguen, Page es el único que les preocupa. Ya les ganó en Toledo, la joya de la corona, donde dejó al PP de la capital con el mismo resultado de algunos pueblos: 11 concejales de 25.