Cuando tengo que abordar un asunto profesional o si trato con una empresa porque necesito adquirir sus productos o servicios, al escuchar los mensajes que se reciben de nuestros representantes políticos, incluso al tratar con cualquier instancia de la administración pública, me pasa lo mismo que en las relaciones personales; hay un conjunto de sensaciones que me resultan imprescindibles sentir para estar cómodo.
Las cuestiones que considero más relevantes
Comunicación clara y precisa. Ir a los detalles y concretar. Las propuestas genéricas se acaban dilatando en el tiempo y no suelen llegar a buen fin. Evitar situaciones en las que parece que se está «mareando la perdiz».
Doy mucha importancia a la planificación previa, a escuchar y a los periodos de reflexión. Puede dar la impresión de que el ritmo va a ser lento, sin embargo a medio y largo plazo se suelen conseguir más avances.
El tiempo, uno de esos bienes escasos susceptibles de usos alternativos a los que se refiere una de las definiciones más utilizadas de la palabra economía. El tiempo bien aprovechado, el cumplimiento de los plazos previstos o no abusar de la disponibilidad de nadie.
Me genera desconfianza y recelo
El exceso de picaresca, los prejuicios o el actuar de esta u otra manera porque «es la costumbre» aunque se acabe perjudicando a alguna de las personas implicadas. O las actitudes corruptas y caciquiles que arrasan todo lo que encuentran en su camino.
La saturación de informaciones y opiniones en un mundo de prisas y mucho ruido, que llevan a una vida acelerada.
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