Amparo Moreno Pàrraga, hija de una víctima fascismo, asesinado en el campo de concentración de Mauthausen, ha pedido la conservación del refugio antiaéreo de Tarancón (Cuenca) donde ella nació.
La última vez que lo visitó estaba lleno de escombros. «Un momento muy triste para mí», explica en una carta abierta que envía al «Al Ayuntamiento de Tarancón, ADIF o a quien corresponda», para que se conserve este refugio donde llegó al mundo en 1937, en plena Guerra Civil.
En un comunicado de prensa, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Cuenca (ArmhCuenca), ha recordad que la asociación contribuyó en 2010, «cuando se volvió a abrir uno de los accesos por las obras de una instalación de la red de gas natural. Desde entonces, como suele ser habitual, nada se ha hecho al respecto por más que debiera ser un espacio protegido, al menos desde la aprobación de la Ley 4/2013, de 16 de mayo, de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha. Hace un año lanzamos una campaña de firmas al respecto que han firmado casi 20.000 personas».
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«Es hora de hacer algo»
«Es hora de hacer algo, sin duda», indica la asociación, porque de lo contrario, «como pasa en tantos campos de memoria histórica, se deja pasar el tiempo hasta que ya no hay solución, reparación posible, apoyando indirectamente con esa desidia a quienes quieren que estos documentos históricos construidos desaparezcan, hasta que solo la propaganda de la dictadura ocupe el espacio público de modo exclusivo porque es historia que hay que conservar, hasta que esté todo “como dios manda”, subraya la Armh.
Lea íntegramente la carta de Amparo:
«Al Ayuntamiento de Tarancón, ADIF o a quien corresponda
Me llamo Amparo Moreno Pàrraga, nací en Tarancón en noviembre de 1937 aunque por circunstancias de la guerra nos fuimos a vivir a Balaguer, Lleida, lugar donde resido actualmente.
De pequeña íbamos bajando al pueblo, Tarancón, con mi madre Victoria y mi hermana María, nos quedábamos con las tías y pasaba los días escuchando historias del pueblo, entre ellas una de especial, la de mi nacimiento. Me contaban que nací en el refugio antiaéreo de la estación, que entre bombas, desesperación y desastres ese refugio también fue testigo de alegrías, y yo me considero una de ellas.
En los últimos años he vuelto al pueblo a los actos de homenaje a las víctimas del franquismo, pues mi padre Dositeo Moreno Barrios fue uno de ellos, lo asesinaron en Mauthausen. Un año iba muy emocionada porque me dijeron que podríamos entrar en el refugio, ¡qué alegría! Pero que desilusión cuando llegué y vi que estaba lleno de escombros, que no podríamos acceder al interior, me entristecí mucho, fue un momento muy triste para mí.
Sé que hay iniciativas desde hace tiempo para conservarlo reformarlo y algún día poderlo visitar, y yo me uno a esta petición, que ya ha recogido casi 20.000 firmas de apoyo. Dejando de lado todo lo personal que he contado previamente, creo que hay un interés cultural local que podría hacer más atractivo este pueblo, que pese a los años que han pasado aún me considero parte de él, Tarancón; poder restaurar este episodio de la Guerra Civil dónde tanta gente pasó tiempos amargos sería un interesante proyecto. A mí personalmente me encantaría poder regresar al pueblo y visitar ese lugar tan especial del que siempre he escuchado la historia del día en que nací.
Estoy segura que parte de la población de mayor edad lo agradecerían, pues para ellos pese al infierno que había en el exterior a causa de la Guerra y los bombardeos, dentro había solidaridad, canciones, sonrisas y esperanza.
Les ruego por favor que no olviden eso y permitan que la población civil pueda visitarlos, vivir los refugios de otro modo, tener la oportunidad de conocer su historia, la historia de los refugios de Tarancón.
Les saluda atentamente,
Amparo Moreno Pàrraga»