Lorenzo Fernández iba ese día, en agosto hace ahora 30 años, de copiloto. En el coche eran cinco, todos amigos, y venían de fiesta. «Ya sabes, con alguna copita de más, unos canutillos y en una curva…».
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Pues en una curva el destino de Lorenzo Fernández cambió por completo. Porque el vehículo se salió de la carretera «y los cinco nos fuimos con él». Todo sucedió en su tierra, Badajoz, y ahora, tres décadas después, lo cuenta con un aplomo que, cuanto menos, impresiona. «Íbamos por carreteras secundarias, muy malas, para evitar los controles de la Guardia Civil, y… El coche dio no sé cuántas vueltas de campana y tanto el piloto como yo, que no llevaba el cinturón de seguridad puesto, salimos despedidos. Estuvimos allí tirados cinco horas, hasta que pasó un hombre con un tractor y nos vio. Yo no perdí el conocimiento en ningún momento, pero siempre pensé que tenía el coche encima, no sentía las piernas, el típico cosquilleo…».
El relato es estremecedor. Se mire por donde se mire. Bien, pues 30 años después Lorenzo (que ahora tiene 55), que desde entonces está sentado en una silla de ruedas puesto que quedó parapléjico, se lo cuenta a todos los conductores que puede en una campaña que Aspaym puso hace unos años en marcha y que su delegación de Toledo viene repitiendo sin cesar durante los últimos seis.
Curiosidades del destino. Hace 30 años que Lorenzo «huía» de la Guardia Civil y ahora le acompañan agentes durante la campaña contra la alcoholemia que han puesto en marcha con la Dirección General de Tráfico y la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. Porque Lorenzo se quedó a vivir en Toledo… Y su historia se repite…
«ME FUI A LA ISLA DEL HIERRO PARA INTENTAR CAMBIAR MI VIDA Y…»
Mamen Movellán, palentina de 44 años, se fue un buen día a la isla del Hierro porque quería dar un giro a su vida. «Pero vamos, que cambió del todo», recalca. Fue hace 11 años cuando sufrió el accidente que la dejó en silla de ruedas. «Iba de copiloto y no recuerdo lo que sucedió. No, no… No lo recuerdo. Pero vamos, sí sé que iba sin cinturón de seguridad puesto y que salí despedida del coche».
Es curioso, porque después de todos estos años, también se quedó a vivir en Toledo, «le estoy muy agradecida a la silla. Lo acepté bastante bien y sí, es verdad, mi silla está debajo de mi culo, no en la cabeza».
Le parece fenomenal contar su caso a los conductores que pasan por los controles, «porque con saber que hemos llegado aunque sea a sólo una persona…». Encomiable.
«IBA POR TORRIJOS, SE ROMPIÓ LA DIRECCIÓN DEL COCHE Y…»
Humor no les falta, desde luego. Se lo puedo asegurar. El tercero de nuestos protagonistas es J. Alonso. Así se presenta ante el periodista. En realidad, Julián. Un cachondo. Literal. «Yo era mecánico de la Policía Nacional y ese día de 1985, cuando tenía 46 años (ahora tiene 64), traía un coche de Talavera a Toledo y cuando iba por Torrijos se rompió la dirección. El coche era catastrófico, ponlo, ponlo…».
Pero desde el primer día tuvo conciencia de lo que había ocurrido y tiró hacia adelante. Su cabeza también. Lo asumió con un coraje espectacular y ahora también imparte charlas a los jóvenes, «hay que enseñarles, nunca les he dicho que no beban, porque también es un poco la sal de la vida, pero con mucha moderación y sabiendo que quien bebe no puede coger el coche».
Ojo a su humor: «Mi vida cambió, claro que sí; por ejemplo, antes del accidente medía 1.80, ahora sólo medio metro. Ja, ja, ja…».
«EL OBJETIVO ES QUE NO SEAN MÁS DE LOS QUE HAY»
Junto a ellos y a los agentes de la Guardia Civil, en la rotonda de la carretera CM-4.006, dirección a la localidad toledana de Bargas, la responsable de Programas y Proyectos de Aspaym Toledo, María Muela. Toledana pura y dura, bueno, «poligonera, como a mí me gusta decir», es quien acompaña a Lorenzo, Mamen y Julián cuando a partir de las ocho cae la tarde y se inicia el control…
«Es el sexto año consecutivo que lo hacemos y el objetivo es conseguir que no sean más los que por culpa del alcohol al volante terminen su historia con un accidente. Y te aseguro que la gente es muy receptiva, al menos al principio, pero seguro que al alguno les llega a la conciencia».
EL ALCOHOL, EL CANNABIS, LOS OPIÁCEOS, LA COCAÍNA…
La otra cara de la moneda la representa la Guardia Civil, que son quienes atienden en un primer momento los accidente. Han visto absolutamente de todo. Imaginen…
Al frente de ellos, en el destacamento de Tráfico de Toledo, Antonio Nadales. Y aporta un dato interesante, puesto que sólo el 1 por 100 de los conductores a los que someten a los controles de alcoholemia dan positivo.
A pesar de ello, hay que insistir. La vida está en juego. No es una broma. «No hay prototipo de bebedor al frente de un volante, pueden ser jóvenes, de mediana edad o mayores. Y les explicamos que el alcohol y las drogas merman las facultades a la hora de conducir, tienen menos reflejos, les crea una falsa euforia…».
Como la vida misma…