Cientos de personas, entre familiares, amigos, compañeros y vecinos, han despedido hoy a Marta Jiménez Cámara, la joven de 29 años de Valdepeñas (Ciudad Real) que viajaba en el tren descarrilado en Santiago de Compostela.
El funeral, cuya ceremonia ha estado concelebrada por cinco sacerdotes, se ha celebrado en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Valdepeñas y ha comenzado a las 10.30 horas, minutos después de que el coche fúnebre llegara al templo con los restos mortales de la joven, al que le precedía otro vehículo funerario cargado exclusivamente flores.
Coronas de los compañeros de la Facultad de Bellas Artes de Valencia, donde Marta cursaba actualmente el tercer curso del grado de Restauración de Bienes Culturales, de la ciudad de Valdepeñas, de la Federación de Empresarios de la localidad, de familiares y amigos son algunas de las que se podían ver en los coches fúnebres, además de ramos y centros de flores en homenaje a la fallecida.
Durante la homilía, uno de los sacerdotes ha manifestado que «el corazón humano se resiste a aceptar que ese pueda ser el final de la vida de Marta, que todo pueda terminar de este modo…».
«Nuestra fe también se resiste a aceptarlo. No puede ser el final definitivo, sería muy injusto. Dios no puede dejar las cosas así», ha asegurado el prelado, quien ha reconocido que la fe cristiana no da una respuesta fácil y rápida al por qué de estas desgracias.
El sacerdote ha pedido a la familia y amigos a que las acepten desde «una actitud de confianza en Dios», del que ha dicho: «no es un espectador del sufrimiento humano».
Entre los numerosas personas que han querido dar su último adiós a la joven había numerosos amigos de la joven que han destacado a Efe su «alegría, ganas de vivir, espíritu libre y artístico».
De hecho, Marta se había presentado, entre otros certámenes, al de Jóvenes Talentos de la Junta de Castilla-La Mancha en 2010, en el que se seleccionó una de sus obras.
Tras el funeral, que ha transcurrido entre el respetuoso y contenido dolor de los familiares y cientos de personas que han abarrotado la iglesia, el cuerpo sin vida de la joven ha sido trasladado al cementerio de Valdepeñas, donde ha recibido sepultura.
La joven, que el próximo mes de octubre iba a cumplir 30 años, viajaba en el tren con su pareja, Isidoro Fernández, que se encuentra en una unidad de quemados del hospital, y con el fallecido padre de éste, Isidoro Fernández Santiago, que acudían a Santiago de Compostela para asistir a un bautizo.
El chico y su padre son primo y tío del concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Ciudad Real, Guillermo Arroyo.