Mucho hablar, criticar y despotricar del contrario durante más de una semana, desde el Pleno del martes 23 de julio en las Cortes de Castilla-La Mancha, para luego…
Nada de nada. Porque PP y PSOE, reunidos en la Comisión del Reglamento y del Estatuto del Diputado, adoptaron una decisión salomónica: no inhabilitarán al presidente de la Cámara, Vicente Tirado, como había pedido el PSOE por lo que consideraban un comportamiento sectario durante algunas sesiones plenarias; ni sancionarán al vicepresidente segundo y diputado socialista Jesús Fernández Vaquero, como había pedido el PP después de que aquél irrumpiera con gritos de «¡pucherazo, pucherazo!» durante una votación en el Pleno al que hacíamos referencia.
Una Comisión que se celebró a puerta cerrada, como manda el Reglamento, y cuyas «conclusiones» contaron después a los periodistas los portavoces de ambos grupos.
Por parte del PSOE, José Luis Martínez Guijarro, quien explicó que todos los miembros de la Comisión, «especialmente los portavoces de ambos grupos, hemos llegado al acuerdo de hacer los esfuerzos necesarios para que mejore el clima en las Cortes y, en nuestro caso, no tengamos que adoptar la decisión que tomamos en el último Pleno. De ahí que PP y PSOE tengamos que mejorar las relaciones y el clima de funcionamiento».
Por parte del PP, Francisco Cañizares, quien ha recalcado que no se pueden «volver a producir hechos tan graves como los que tuvieron lugar durante el último Pleno», en clara referencia al PSOE. Y ha hecho una defensa numantina de Tirado, «estaba claro que no existía una actuación de Tirado que mereciera el más mínimo reproche, puesto que su comportamiento dirigiendo los Plenos está siendo ejemplar».