Los viticultores creen que el precio que se pagará este año por la uva será algo inferior al de la pasada campaña y consideran que «una cotización razonable» para las variedades blancas debería rondar los 0,30-0,33 euros por kilo (50-55 pesetas) y para las tintas entre 0,39 y 0,42 euros (65-70 pesetas).
Estas cantidades beneficiarían tanto a los agricultores como a los industriales, ha asegurado a Efe el dirigente agrario de Asaja Pedro Alcolea, para quien es necesario mantener el equilibrio entre los costes de producción y lo que se percibe por la materia prima.
De cualquier forma, hasta que no se empiecen a negociar contratos no se sabrá la cotización media del fruto ni su evolución durante la campaña que este año se retrasará entre 10 y 15 días respecto al precedente, como consecuencia de las lluvias y las bajas temperaturas registradas durante la primavera.
Por otro lado, Alcolea ha subrayado que los altos índices de fertilidad que presentan las viñas hacen prever una cosecha superior a los 22 millones de hectólitros e incluso alcanzar los 23 millones en Castilla-La Mancha, frente a los 18,4 millones de hectólitros de la pasada.
Estas buenas perspectivas de cosecha, siempre y cuando no se registren tormentas con gran descarga de pedrisco que pudieran dañar las plantaciones, también se corresponde con la gran calidad que presenta el fruto cuya recolección se iniciará a finales de agosto, en las variedades tempranas y se generalizará bien entrado septiembre.