«El pasado sábado, 10 de agosto, camino de Guardamar del Segura (Alicante), me llevé una gran sorpresa que terminó en una mayor indignación. Os cuento: Ya llegando, entre Callosa del Segura y Catral, observo primero una plantación no pequeña de maíz y al lado otra de alfalfa, regadas ambas por el sistema de inundación. No daba crédito. Inicialmente pensé que era un error. Pero por desgracia no lo era, más bien lo contrario, porque era verdad y no una excepción, sino que fueron más los campos que desde aquel momento vimos sembrados de maíz y de alfalfa y además regados por el mismo sistema.
Como ya digo mi sorpresa cada vez fue mayor, al tiempo que crecía mi indignación por lo que estaba viendo. No salía de mi sorpresa y no hacía más que preguntarme y preguntar: ¿cómo es posible que en una zona donde permanentemente están reclamando nuestras aguas y exigiendo más y más trasvases desde la cabecera del Tajo, se dedican a cultivar, aunque fuera una hectárea, que no lo es, dos de los cultivos que más agua necesitan para producirlos?. Cualquier estudio que se consulte concluye que son necesarios entre 900 y 1.500 litros de agua para producir un kilo de maíz; y en el caso de la alfalfa, nunca la cantidad es inferior a los 500 litros por kilo, máxime cuando muchos de estos productos son transgénicos, incluso prohibidos por la UE.
Indagando mas el tema me encuentro, entre otras, con una información del 11 de agosto del pasado año del diario La Verdad (Ver), bajo el titular “La fiebre del maíz invade la Vega”, y que informaba del aumento de hectáreas recuperadas de este cultivo en la comarca y que el mismo necesita 1.500 litros de agua por kilo producido.
Murcia y la Comunidad Valenciana no hacen más que reclamar y exigir más y más agua de la cabecera del Tajo y del Júcar, peticiones que suelen ser atendidas por ambas Confederaciones Hidrográficas y por el Gobierno de Mariano Rajoy. Reclamaciones que, por cierto, nuestra actual presidenta, María Dolores de Cospedal, debe admitir de buen grado que se entreguen, ya que no hay más que ver su silencio cómplice y cómo va el Trasvase, con una pérdida de agua en los pantanos de cabecera de más del 2,5 por 100 cada semana, estando por debajo del 35 por 100 actualmente, mientras los de la Cuenda del Segura, están por encima del 70 por 100. Y ya vemos a que la dedican: a cultivos intensivos en consumo de agua como son el maíz y la alfalfa, además antisociales por la poca mano de obra generada.
Por cierto no debemos olvidar que en Castilla-La Mancha, desde muchos frentes, se recomienda restringir al máximo su plantación precisamente por esa circunstancia: el gran consumo de agua.
Sé perfectamente que estos son cultivos tradicionales en dicha zona, y que el grave problema del agua y del trasvase es otro todavía mucho mayor, concretamente el uso que se viene dando a este recurso natural en estas zonas, especialmente el desarrollo urbanístico incontrolado, insostenible y especulativo -vamos el puto ladrillo-, los campos de golf y los tremendos y sucios negocios llevados a la práctica alrededor del agua en estas dos Comunidades Autónomas.
Pero ello no puede ser óbice para que no denuncie este hecho, a que se silencie, máxime en un momento como el actual, y exigir a las formaciones políticas, a los sindicatos, a los municipios ribereños de la cabecera del Tajo y especialmente a las organizaciones agrarias, algunas tan reivindicativas en otras ocasiones, que no pasen por alto este hecho, que no permitan que una parte tan importante de nuestra riqueza se la estén llevando con la permisividad y la complicidad tanto del Gobierno regional como del central, para un uso tan irracional e irresponsable como el que acabo de describir.»
Juan Antonio Mata Marfil es expresidente del Consejo Económico y Social y exsecretario regional de CC.OO.