Un grupo de arqueólogos ha hallado al pie del yacimiento del «Cerro de las Cabezas» de Valdepeñas (Ciudad Real) el lugar en el que los habitantes de este poblado íbero enterraba a sus muertos, junto al río Jabalón.
La necrópolis se situaba fuera del poblado y a favor de los vientos dominantes en la zona, de modo que los malos olores o humos precedentes de las cremaciones no molestaran, según ha explicado a Efe el arqueólogo Luis Benítez de Lugo.
«Los trabajos arqueológicos han constatado que en este lugar los difuntos eran colocados sobre una pira de leña, vestidos y con algunos objetos personales», ha subrayado el investigador.
Tras la quema, los restos óseos quemados y fragmentados, las cenizas y los objetos personales quemados se metían dentro de un recipiente de barro que era cuidadosamente enterrado en un hoyo sobre las cenizas de la pira.
De este modo se ha concluido que el ritual realizado era doble: de cremación, a unos 700 grados centígrados, y de enterramiento.
El hallazgo revela la creencia en una vida después de la muerte y proporciona valiosa información sobre el mundo espiritual precristiano, según Benítez de Lugo.
El descubrimiento de esta necrópolis resulta de gran interés científico, pues hasta ahora se creía que el lugar fue abandonado en el siglo III antes de Cristo y los materiales encontrados revelan que la vida en este emplazamiento continuó siglos después, durante la romanización, y pervivieron durante varios siglos los rituales funerarios de tradición indígena.
Los trabajos realizados en esta necrópolis han proporcionado numerosos objetos que serán depositados, como establece la legislación, en el Museo de Ciudad Real tras su estudio.
La intervención arqueológica ha sido promovida por Unión Fenosa y supervisada y autorizada por la dirección general de Cultura de Castilla-La Mancha bajo la dirección de los arqueólogos Rocío Noval y Enrique Mata además de Luis Benítez de Lugo.