En ocasiones los médicos recibimos cartas de agradecimiento de algún paciente o familiar y es una gratificación inmensa sentir la gratitud de alguien a quien has podido ayudar a calmar su dolor.
En esta ocasión es a mí quien me sale de dentro dároslas a vosotros. Como madre, sé que no puede haber un dolor más grande que el de ver a un hijo sufrir, pero como hija sé que ver sufrir a las dos personas que te han dado la vida no se queda mucho más atrás.
Perderlas por dos enfermedades incurables en solo unos años de diferencia, como os ha pasado a vosotros, debe ser un golpe imposible de digerir.
Tres hijos incansables
Ahí habéis estado vosotros tres, hijos incansables los 66 días de ingreso: dando ánimos cuando las fuerzas flaqueaban y confiando en nosotros cuando más difícil era.
Y cuando ya tocábamos el alta con la punta de los dedos y tu sonrisa brillaba como nunca… tu corazón se paró. Desde ayer hay un ángel más en el cielo. Puedes estar orgullosa de tus tres hijos, porque si como familiares se puede poner un diez este va para vosotros. D. E. P Marian».
Una médica con el corazón herido. Hospital Universitario de Ciudad Real.