El Nobel de la Paz quiere guerra. Contradictorio. Algo falla. Aunque esgrima que para alcanzar la paz primero hay que pasar por la guerra. El Papa Francisco, que nos ha sorprendido a todos, creyentes o no, desde su designio cuasi divino por su discurso pegado más a la tierra que al cielo, con lo que se ha ganado a muchos, está absolutamente en contra. No matarás, dice su quinto mandamiento. Choque de trenes. Obama y el «enviado» discrepan. Aquí paz y después gloria dice Francisco; aquí guerra y después paz, proclama el todopoderoso dueño del mundo.
Mientras, Cameron, conservador británico, se ha tenido que comer con patatas fritas que 30 de los suyos votaran en contra de la guerra en Siria y, por lo tanto, verdes las han segado. Y el socialista Hollande, en «la» Francia, ha apoyado la intervención desde el minuto uno.
Algo falla. O no. En cualquier caso, los resultados de las pruebas realizadas para detectar si se han utilizado armas químicas no se conocerán hasta dentro de tres semanas, que será cuando Naciones Unidas (si es que alguna vez esta institución ha servido para algo) dé su opinión. Que luego Obama se saltará si no está de acuerdo con ella. Como todos imaginamos.
Pase lo que tenga que ocurrir, uno, si fuera sirio, ya no estaría allí. Ni por lo ocurrido ni por lo que está por venir. Otra cosa es que te puedas marchar.
Regresemos al terruño.
Esta semana, Debate sobre el Estado de la Región. 5 y 6 de septiembre. Bueno, llámenlo debate pero seguro que será de todo menos eso. Bronca asegurada. Da igual de lo que se hable, a ver quién pega la voz más alta y dice la ocurrencia más esperpéntica. Es el sino de nuestros Plenos, a sus señorías les da por pasar el rato discutiendo en vez de consensuar soluciones. Ni fu ni fa. Ni carne ni pescado.
Al tiempo.
cesardelrio@encastillalamancha.es