El Grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Judicial de la Jefatura Superior de Policía de La Rioja ha identificado en Toledo al autor de una estafa por Internet a una ciudadana de Logroño que llegó a pagar 13.000 euros por un dinero de elevada cuantía que iba a recibir procedente de otro país. Le hicieron creer que eran diplomáticos y militares americanos.
A este tipo de estafas se les denominan ‘Cartas nigerianas’, en su modalidad «estafa amorosa», teniendo como punto en común que emplean argucias relacionadas con supuestos premios, herencias o relaciones supuestamente afectivas o mezcla de ellas. La víctima conoció a mediados del mes de junio al estafador a través de la red social Facebook.
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El autor, que se identificó como capitán del Ejército de América, mantuvo conversaciones por esta red social con la víctima, haciéndole creer que le enviaría un regalo de 5.500.000 euros a través de otra tercera persona con carácter diplomático.
Logró que pagara 13.000 euros
Tras varios pretextos, aludiendo el estafador a tener problemas económicos y a poder ser perseguido por las autoridades en los supuestos países de origen donde se encontraba en misión diplomática, logró que la víctima pagara casi 13.000 euros.
Inicialmente, el autor llegó a solicitarle 25.000 euros, no llegando transferir este importe la víctima al no disponer de tal montante.
Durante toda las conversaciones los integrantes del entramado, tanto el supuesto capitán del Ejercito de América «como el «diplomático», alegaron varias excusas como que tenían problemas en el aeropuerto y les habían retenido el regalo, problemas aduaneros o necesidad de certificados, de tal forma que para solventar estos pequeños inconvenientes necesitaban que les hiciesen unas transferencias de dinero para poder cobrar la suma de dinero total.
Posteriormente, los estafadores trataron de intimidar a la víctima con la excusa de que tendría problemas con las autoridades policiales y le pidieron 52.000 euros.
Para hacer creíble la estafa, los autores enviaban a la víctima fotografías de hombres uniformados, que obtenían de otros perfiles en redes para simular los supuestos personajes que utilizaron para estafarle, manteniendo únicamente una relación por Internet.
Modus operandi
Los miembros de la organización buscaban a sus posibles víctimas a través de redes sociales, estudiaban sus perfiles y elaboraban engaños individualizados para conseguir atraer a estas en busca de una fortuna que conseguirían por ayudar a un amigo, por su buena voluntad o un golpe de suerte.
Los cabecillas de la red, asentados habitualmente en Nigeria, conseguían los datos de las posibles víctimas a través de la compra de listados de víctimas o ingeniería social.
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Una vez captadas las posibles víctimas mediante el envío de correspondencia -postal o electrónica- o a través de redes sociales como en el caso que nos ocupa, los estafadores pedían su colaboración para recuperar un bien al que por diversos inconvenientes no podrían acceder directamente.
La argucia utilizada era distinta dependiendo del tipo de víctima, como haber sido agraciado con un premio en la lotería, haber resultado ser beneficiario de una cuantiosa herencia o algún negocio muy rentable, entre otros.
Cuando obtenían respuesta por parte de los potenciales estafados, los nigerianos se ponían en contacto con los miembros de la red asentados en España y les pasaban los datos de la víctima para que continuaran ellos con el engaño.
Estos les solicitaban la realización de varios pagos, en conceptos varios, como tasas aduaneras (como en los hechos relatados), pago de minutas a abogados y notarios o pago de impuestos.