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23/09/2013junio 12th, 2017

Hace ya más de 40 años que se marchó de España para iniciar una gran labor de dedicación a los demás. El misionero Gregorio Martín Camuñas no ha dejado en todo este tiempo de ayudar en África a los que más lo necesitan, enfermos de diversas dolencias pero sobre todo personas con enfermedades mentales a los que este toledano nacido en Lillo ofrece todo su cariño frente a las miradas de incomprensión y rechazo que reciben en sus países.

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En una entrevista concedida a encastillalamancha.es, Gregorio Martín -de quien siempre se destaca la austeridad, humildad y ser un enamorado del continente africano- cuenta que hace 44 años llegó a Sierra Leona para hacer realidad su deseo: ser misionero. De ahí pasó a Camerún, Ghana y finalmente a Senegal, donde durante 12 años contribuyó a poner en marcha un hospital. «Hace unos días tuve la oportunidad de visitarlo y comprobar con mucha alegría la buena labor que allí se desempeña», indicaba.

Añade que «en Senegal tenemos dos centros más de salud mental». En su nueva etapa que empezó el 5 de septiembre, tras el viaje que realizó a Lillo, pasará a hacerse cargo de uno de ellos. Este tipo de asistencia tiene allí una gran importancia y es que «en estos países dichos enfermos son repudiados por sus familiares, quienes tienen la creencia de que están endemoniados». «Siendo hospitalario de San Juan de Dios yo intento darles todo mi cariño y atención».

A sus 84 años, la edad no es ningún obstáculo para que Gregorio Martín continúe en su empeño de dar a estas personas una oportunidad y una ayuda que muy difícilmente podrían tener de otro modo. «Sigo con la misma ilusión de mis años jóvenes», apuntaba.

Recientemente la localidad toledana de Lillo le brindó un homenaje en el que fue nombrado por elAyuntamiento como Hijo Predilecto, un reconocimiento muy emotivo para él pero del que también señalaba que «no tiene que ser para tanto porque, al final y al cabo, todo lo hago por el amor de Dios y al prójimo».

Comprobó con mucha satisfacción que, después de dejar hace 65 años su pueblo, «veo que mis paisanos aprecian mucho mi trabajo de misionero; cuento en todo momento con su ayuda espiritual y sus oraciones».

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