viernes, 27 de septiembre de 2024
27/09/2013junio 12th, 2017

Como todos los grandes más grandes, Mateo Garralda, uno de los mitos del balonmano español hoy entrenador del Balonmano Guadalajara, es sencillo, claro, directo, diáfano. Porque no tiene nada que ocultar, sino que enseñar, prueba de ello es la reciente Medalla de Oro al Mérito Deportivo (paso previo al ingreso en la Real Orden al Mérito Deportivo) que le ha concedido el Consejo Superior de Deportes, el máximo galardón que puede recibir un deportista en España junto a la Gran Cruz al Mérito Deportivo y el Premio Príncice de Asturias.
Garralda, que ha confesado que siempre ha sido un jugador «rebelde» por haber dicho lo que piensa, revela que solo se arrepiente de una cosa: «De haber renunciado a la Selección durante un tiempo».


Mateo Garralda es pura naturalidad. Este ahora entrenador, que como jugador lo ha ganado todo, tanto en España como fuera, reconoce que la máxima distinción que le ha otorgado el CSD no se lo esperaba, porque su etapa de jugador ya la ha dejado muy atrás y solo piensa en su día a día como entrenador. Solo le queda recibir el Príncipe de Asturias: «Sería inimaginable porque hay otros deportistas con currículums impresionantes»

Con todo, reconoce que «cualquier reconocimiento es satisfactorio, bonito, aunque los reconocimientos los buscamos en la pista».

¿Jugar o entrenar? «»Me gustaba más jugar, pero es cierto que cuando empecé lo pasé mal porque tenía que afianzarme; en esa etapa estoy ahora como entrenador, pero disfrutando mucho. Entrenar es fácil, el día a día no es difícil, me resuta divertido, lo difícil es dotar a un equipo del carácter que tú quieres», contesta Garralda, quien piensa que, aunque no es imprescindible haber sido antes jugador para entrenar, «sí ayuda en lo psicológico».

Garralda parece que lleva bien el manejo de sus jugadores: «En este deporte los egos no son muy altos», afirma.

«EN ESTE DEPORTE LOS EGOS NO SON MUY ALTOS»

Echando la vista atrás, el mítico exjugador y entrenador en ciernes dice que ha aprendido de todos los entrenadores que ha tenido y que no prefiere a ninguno: «Todos tenían cosas buenas y algunos no tan buenas».

De su condición autorreconocida de jugador rebelde, solo se arrepiente de «haber renunciado a la Selección durante un tiempo», y del resto: «Te llevas disgustos y alegrías por decir lo que sientes, pero luego te hace bien. Aunque me he callado muchas cosas…»

La máxima distinción deportiva que acaba de recibir se la ha dedicado en parte a un balonmano español que económicamente anda muy mal, como todo, lo que ha llevado a emigrar a muchos jugadores, y esto no deja de ser paradójico en el país cuya selección es la vigente campeona del mundo: «Lo que sucede es que hay mucha calidad en el balonmano español. Ante la crisis lo lógico es que se vayan».

«QUE LA CIUDAD ESTÉ ORGULLOSA DE SU EQUIPO»

De cara a la liga Asobal, Garralda dice que el objetivo es que «la ciudad de Guadalajara esté orgullosa de su equipo, ya que aún está verde para pensar en un objetivo en la clasificación».

Garralda, «La Leyenda», como le llaman en la ciudad que le ha dado su primera oportunidad como técnico, comenzó a jugar de portero de fútbol y a otros muchos deportes desde pequeño, pero a los seis años se decantó por el balonmano, deporte en el que comenzó a dar sus primeros pasos en el colegio Hilarión Eslava, en su pueblo, Burlada (Navarra).

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