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viernes, 22 de noviembre de 2024
Diego Ruiz, militante del PSOE, Pedro Sánchez dignidad
Diego Ruiz.
ARTÍCULO DE OPINIÓN - 28 diciembre 2021 - Toledo

«Ahora que es un tiempo que suele ser de reuniones familiares, de fiesta, de descanso y de mucha alegría quiero sin embargo, acordarme de aquellos que no tienen nada de eso ni ahora ni nunca. No llenan portadas de periódicos, ni tampoco abren informativos, ni son objeto de tema de debate ni de tertulia, pero ellos forman parte de la sociedad también.

Te los encuentras casi en todos los lugares, sean pueblos o ciudades. Da igual. Lo que no debería de darnos igual es que existan personas en esa situación. Me estoy refiriendo a los indigentes. Hombres y mujeres sin distinción de edad que se ven sin ningún tipo de recursos y que se quedan sin nada, cuyo “techo” por la noche puede ser un trozo de cartón.


Llueva, granice, nieve o haga un calor insoportable, ellos y ellas están en el mismo lugar siempre. Y tal vez, alguno sea un poco “afortunado” como para situarse en un lugar de la calle donde se encuentra un banco sirviendo de silla por el día y de “colchón” por la noche.

«El olor a pobreza extrema provoca que nuestra mirada se clave»

Muchas veces pasamos de largo. Les miramos casi de refilón, como si no nos diésemos cuenta de que están allí, pero el olor a pobreza extrema provoca que nuestra mirada se clave en ellos. O quizás, lo que provoca ese gesto es el morbo, algo de lo que el ser humano va muchas veces bastante bien servido. También te los puedes encontrar en la puerta de las iglesias, esperando que éstas sean ese edificio donde puedan conseguir un poco de dinero para poder comer ese día.

Verdad es que en algunas ciudades hay albergues donde pueden cobijarse algunos días. O comedores sociales donde poder llevarse un plato de comida caliente medianamente decente a la boca. Por eso, hemos de sentirnos afortunados de poder comer varias veces al día, de poder asearnos con agua caliente todos los días, de tener armarios llenos de ropa y de calzado pues ellos por no tener asegurado, ni siquiera tienen un pedazo de pan.

Sinceramente, me duele enormemente que haya personas que dicen ser cristianas y a través del poder que les confiere el Pueblo mediante el voto, lo menos que hacen es hacer políticas que signifiquen caridad cristiana. No les menciono, ¿para qué? Ya lo hacen ellos con sus horribles actos.

«Alabo que existan personas como el Padre Ángel»

Por eso, alabo que existan personas como el Padre Ángel y su fundación Mensajeros de la Paz que hacen posible que personas sin hogar y sin nada, puedan tener algo que llevarse a la boca por poco que pueda parecernos. Y es por eso, que para mí eso sí representa la Iglesia de Jesús. La Iglesia de los hechos y no de las peroratas que sueltan algunos en su sermón cuando realmente su alma es puro desierto de humanidad.

Quizás porque soy obrero procedente de una familia humilde, siento la necesidad de escribir sobre personas que creo que deberían de importarnos muchísimo más todos los días de nuestra vida y no sólo en fechas señaladas como es el periodo de Navidad.

Entiendo también que cada vez haya menos gente capaz de donar alimentos o dinero para que esos seres humanos pueda vivir de una manera más decente. Y lo entiendo porque cada día es más difícil poder llevar una vida digna por culpa de unos trabajos que conllevan tener unos sueldos que apenas hace que se cubran gastos y a veces, ni eso.

«Tienen techo, comida y cama donde dormir»

También hay necesitados en nuestras casas que sobreviven gracias a la ayuda de sus padres o de algún familiar que se hace cargo de ellos. Tienen techo, comida y cama donde dormir, pero no dejan de pertenecer a ese maldito grupo que jamás debería de existir en ningún lugar de la Tierra.

Es muy fácil hablar de personas del llamado Tercer Mundo. Muy sencillo sentir pena de aquellos niños y niñas de África que en muchas ocasiones aparecen en nuestras pantallas desnudos, rodeados de suciedad y de comida a la que acuden un buen puñado de moscas pero ese triste paisaje  social,  lo tenemos mucho más cerca de lo que pensamos.

Y es que dentro de un país por muy rico que sea, nos podemos encontrar varios mundos, como si ese territorio fuera una cebolla que según le vas quitando las capas, descubres que hay muchas situaciones pero muchas veces vamos tan a lo nuestro que realmente ni siquiera nos atrevemos ya no sólo a cortar esa “cebolla”. Es que ni siquiera la miramos.

«Estamos construyendo un mundo cada vez más egoísta»

Soy consciente de que todos y cada uno de nosotros, estamos construyendo un mundo cada vez más egoísta.

Una sociedad donde impera el interés propio, y el colectivo nos da muchas veces igual y luego, lo más duro de todo esto es que hay gente que se queja de que las cosas cada vez van a peor acogiéndose a la frase inútil y facilona del “es que todos son iguales”, mientras que quienes se aprovechan de eso, esbozan una sonrisa llena de maldad porque saben que la desesperanza de la gente es el germen para que ellos se alcen con el poder.

A mayor caos social, mayores posibilidades de que su discurso cale sobre todo en los estratos más vulnerables de la sociedad. Y ahí, nace un indigente aún más vulnerable que aquel que se resguarda por la noche en cajas de cartón, y es la persona que lucha por unas migajas procedentes de ese pan enorme que les prometen y del que sólo catan finalmente eso: migajas.

«Hace tiempo que no han visto ni tan siquiera una (migaja) por pequeña que sea»

Cierto es que aquellos a los que dedico mi relato se alegrarían por tener unas cuantas migajas hoy, porque hace tiempo que no han visto ni tan siquiera una por pequeña que sea. Minúsculos trozos insignificantes que pueden ser perfectamente mis palabras porque me dirán ellos seguramente que con ellas no se come.

No sé siquiera si eso les servirá de algo ni sabré tampoco si algún día me darán las gracias pero en verdad que no busco nada de eso. Tampoco sé si llegarán a leer esto algún día. Sólo he pretendido construir una historia. Una opinión llena de libertad sin maltratar esta bella palabra como hacen otros u otras para poder describir cómo les veo, haciendo de esto algo con cierto sentido y sentimiento como esas canciones que escribió y cantó José Luis Perales».

Diego Ruiz Ruiz es militante del PSOE de Polán (Toledo)

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